Culpable el perro y el amo

Culpable el perro y el amo

<P>Culpable el perro y el amo</P>

Culpable el perro y el amo. Más el segundo,

por no haberle quemado el hocico, la primera vez

Porque… “Yo soy responsable de lo que digo,

no de lo tú que entiendas” ¿De acuerdo?

 

 

 “Entrose la corrupción, cual ladrón,

silencioso y criminal, en nuestro

diario vivir, que hoy, ya forma parte

íntima de la sociedad”.

Piloto./

En la obra “Mencius on the Mind”, encontramos cosas valederas y fundamentales sobre la ética, al referirse a lo que distingue entre la nobleza del Cielo y la nobleza de los hombres. La primera, es una cuestión de poseer un carácter benévolo, justo, de tener elevados principios, ser leal y experimentar una infatigable alegría en ser bueno. Mientras, la segunda, es el don del poder, el rango y la influencia mundana.

Ahondando más el asunto, “el hambriento no pensará demasiado en el camino recto. Pero, los recursos económicos no son condición suficiente para la adquisición y el despliegue de las virtudes”. Esto trae a colación, los mares de ideologías, virtudes y aspiraciones por los cuales lucharon nuestros antiguos fundadores y guías políticos, que nos dejaron como la mejor herencia, para hoy encontrarnos, que todos estos valores y principios han sido suplantados por falsos, políticos vulgares que sacrifican su honor, al hacer y permitir el fomento de las indelicadezas.

Llegué a pensar que no todo era falso, cuando, con alegría inmensa, me informaron y leí, que la Carretera Internacional, gracias al esfuerzo tesonero de un funcionario, que por demás ya poseía experiencia en el “arreglo” de la misma y, un eficiente “Supervisor ingeniero?”, quienes habrían “sacrificado” su valioso tiempo por más de tres meses y sabrá Dios, si hasta sus propios recursos, para llevar a cabo una titánica labor de rehabilitación, logrando poner la referida carretera en condiciones tales, que hasta el comercio por esa región, se “había reanimado”.

Qué alegría tan inmensa, al saber la gran cantidad de equipos empleados en esta “mega-obra” y sobre todo, el haber logrado que ayuntamientos, comerciantes, instituciones públicas y privadas, las Fuerzas Armadas y sus cuerpos especializados, comités de ciudadanos, síndicos haitianos y “todas las fuerzas vivas de la región”, hayan puesto sus esfuerzos e “importantes aportes económicos”, para la feliz culminación de esta tan importante obra, la cual, sin duda alguna, ya debe estar escrita en los anales históricos de esa región fronteriza.

Qué alegría cuando vi la foto de la misma, en un prestigioso diario y como, “mirándola desde el helicóptero, la Carretera Internacional parecía una gigantesca serpiente que ondeaba entre montañas y cerros pelados”. Hasta poético me pareció. “La unión de voluntades, para que se lograra rehabilitar adecuadamente éste importante tránsito entre Haití y la República Dominicana…” Es simplemente, un esfuerzo hercúleo.

Pero, maldita sea la hora en la cual leí la información y vi la fotografía de la carretera. Por estúpido, porque bien lo dice el periodista; “mirándola desde el helicóptero”. Qué frustración, dolor, rabia e impotencia se apodero de mí, por no saber leer.

Entusiasmado por lo que creí haber leído, me fui para la frontera a saludar a viejos amigos y otros tantos amigos viejos, esos, que al igual que yo, aunque no hayan muchos votos, creemos a pie juntilla, de que es allá precisamente, donde nace la nacionalidad dominicana.

Pendejo yo, por dejarme engañar una vez más. Otrora luchamos, hablamos y hasta mensajes mandamos, a quien debía hacerlo, para arreglar esta carretera y así se hizo, y así por igual nos engañaron o, mejor dicho, se aprovecharon de nuestras preocupaciones por la referida carretera e hicieron lo que mejor han sabido hacer. Porque lo que hicieron en esa ocasión, con un tercio de lo real o supuestamente gastado, hubiese bastado.

Vaya cualquiera a verificar lo que hicieron pero, eso sí, tengan mucho cuidado porque al río Artibonito pueden ir a parar, principalmente por el área de “Calavacie”. El infierno es poco, comparable con las condiciones medievales que presenta esta recién hecha “gran obra, llevada a cabo después de una gran unión de voluntades e importantes aportes económicos”.

Sería un buen ejercicio investigar el costo desembolsado, no el gastado, de la obra, por el tiempo en que estuvo transitable, si en algún momento lo estuvo, nos daremos cuenta de que ha sido el negocio del “capa perro”, pobre patria dominicana.

 Como ya no los podemos llamar descarados, porque se desnaturaliza el sentido y significado  de la palabra y , por igual, no pueden ser “indelicados” porque ya esa palabra les queda muy sutil, lo que sí sabemos, es que no es la primera vez que lo hacen y como en todas las anteriores -qué vaina-, vamos a llamarle por ahora, “indelicadezas” han sido ignorados, sin que él o los responsables puedan alegar que “perro huevero, aunque le quemen el hocico…” debido a que el amo, lejos de quemárselo miró para otro lado o, por el contrario, los recompensó por su manifiesto servilismo, ante esta nueva vagabundearía, llámelos como a usted le venga en ganas, porque cualquier epíteto, por denigrante que parezca, de seguro les quedará pequeño         .

Por eso, observando tantas cosas, hoy, ya no sé en verdad, ni puedo asegurar siquiera la existencia de nosotros mismos pero, lo que sí sé, es que esta acción es una vagabundería, donde tanto el amo como el perro, son culpables. ¡Sí señor!

 

Twitter: @rafaelpiloto01

 



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