Santo Domingo.– Los tumores de pulmón, mama y próstata en ocasiones son diagnosticados por los síntomas que provocan sus desviaciones en el cerebro, sin que las lesiones hayan dado manifestaciones clínicas.

Las siembras cerebrales de un tumor primario pueden mostrarse por dolores de cabeza, convulsiones, pérdida de fuerza, hablar dificultoso y hasta presentar trastorno en el equilibrio.

El doctor Luis Eduardo Suazo, director de la unidad de Neurociencias del Centro de Diagnostico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), habla del tema.

Un gran reto

El galeno dijo que las disfunciones en el cerebro ofrecen un reto responsable, por lo que se debe tratar la lesión tumoral, para brindar la mejor calidad de vida posible a un paciente.

Tradicionalmente el oncólogo y el radioterapeuta actuaban aplicando la denominada radioterapia holocraneana, que consistía en irradiar todo el cerebro y sus estructuras adyacentes, como cerebelo, tallo cerebral, y nervios craneales, tratando de esta manera zonas con diseminaciones tumorales, así como tejido sano, asegura Suazo.

El profesional manifestó que mediante esa radioterapia global al cráneo se produce una serie de manifestaciones de deterioro clínico y neurológico en el paciente, lo que lleva a trastornos en el habla, memoria, coordinación de movimientos, ocasionando deterioro en la calidad de sobrevida de los pacientes.

Una alternativa

Destacó que la mejor alternativa es el uso de radiocirugía estereotáxica con Gamma Knife, un procedimiento en el cual un equipo multidisciplinario, transforma la cabeza geométricamente, colocando un marco con fiduciales estereotáxicos.

También destacó que estudios comparan los resultados de la radioterapia con la radiocirugía en pacientes con metástasis cerebral, y la memoria a corto plazo presenta deterioro en un 30 por ciento en los pacientes sometidos a radioterapia holocraneana, y solo un ocho por ciento en los pacientes sometidos a radiocirugía.

El especialista igual dijo que la mente y la memoria a largo plazo se deterioran en un 51 por ciento en pacientes que reciben radioterapia y en un 20 por ciento en los que reciben radiocirugía.