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Para qué sirven los pequeños agujeros en los enchufes eléctricos

El Día Por El Día
Enchufe

Aunque suelen pasar desapercibidos, muchos enchufes eléctricos —particularmente los del tipo A, comunes en países como Estados Unidos, Canadá, México y Japón— presentan dos pequeños orificios cerca de las puntas metálicas. Lejos de ser un simple detalle de diseño, estos agujeros cumplen diversas funciones prácticas que explican su permanencia por más de un siglo.

Uno de sus propósitos principales es mejorar la fijación del enchufe a la toma de corriente. Algunos receptáculos cuentan con mecanismos internos que encajan en estos agujeros, lo que ayuda a mantener el conector en su lugar y evita que se desconecte con facilidad ante movimientos o tirones del cable.

También tienen un rol en la etapa de fabricación. Durante el montaje, los fabricantes utilizan estos orificios como puntos de anclaje para sostener los terminales metálicos mientras se coloca el revestimiento plástico, lo que previene daños o deformaciones.

Además, en determinados contextos, estos agujeros permiten incorporar trabas o dispositivos de seguridad que impiden el uso no autorizado de equipos conectados, así como etiquetas o advertencias sobre su uso correcto.

En algunos casos específicos —aunque poco comunes en el ámbito doméstico— también pueden facilitar la conexión directa a sistemas eléctricos sin necesidad de una toma convencional, bajo supervisión técnica.

Diferencias entre regiones

Cabe destacar que el diseño de los enchufes varía según el país. En Argentina, por ejemplo, el tipo más habitual es el tipo I, con tres terminales dispuestos en ángulo. Esta diferencia responde a la falta de una norma eléctrica universal, lo que lleva a que cada región adopte sus propias configuraciones según criterios de seguridad, compatibilidad y eficiencia energética.

Mientras que en América del Norte se utiliza un sistema de 120 voltios a 60 hercios —compatible con enchufes tipo A y B—, en gran parte de Europa y Sudamérica se emplea una red de 220 a 240 voltios a 50 hercios, que requiere enchufes tipo C o I, según el país.

Estas diferencias hacen que sea necesario el uso de adaptadores o convertidores al viajar, ya que conectar un dispositivo sin tener en cuenta la normativa local puede resultar peligroso o dañar el equipo.

En definitiva, los pequeños agujeros en los enchufes tipo A no son un capricho del diseño, sino el resultado de una evolución técnica que combina seguridad, funcionalidad y eficiencia, y que sigue vigente en millones de hogares alrededor del mundo.

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