Sudores nocturnos por ansiedad: cómo el estrés puede afectar el sueño

Despertarse empapado en sudor, sin fiebre ni altas temperaturas en la habitación, puede ser desconcertante. Si bien hay muchas causas posibles para los sudores nocturnos, una de las menos conocidas —pero cada vez más documentada— es la ansiedad.
Según la Fundación del Sueño de Estados Unidos, existe una relación clara entre los trastornos de ansiedad, el mal descanso y la sudoración durante la noche. Esta respuesta del cuerpo puede ser una forma silenciosa de manifestar el estrés acumulado.
La doctora Laura Maffei (M.Nº 62441), endocrinóloga y directora de Maffei Centro Médico e Investigación Clínica Aplicada, explicó a Infobae:
“El estrés y la ansiedad activan el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, lo que aumenta la producción de cortisol y otras hormonas. Este desbalance puede generar sudoración nocturna, incluso en ambientes frescos”.

Además, estos estados emocionales disparan una respuesta del sistema nervioso autónomo, también conocido como neurovegetativo, que regula funciones involuntarias como el ritmo cardíaco, la presión arterial y la transpiración.
“Frente al estrés sostenido, la rama simpática del sistema autónomo se mantiene activa como si existiera una amenaza real, lo que puede traducirse en sudores nocturnos”, agregó la experta.
El cuerpo en modo alerta
La doctora Stella Maris Valiensi (MN 94777), neuróloga especialista en medicina del sueño del Hospital Italiano de Buenos Aires y autora del libro La ruta del sueño, coincide:
“La ansiedad y el estrés pueden causar sudores nocturnos, aunque también hay otras causas como alteraciones hormonales, fiebre o ambientes calurosos”.
Durante la menopausia, por ejemplo, muchas mujeres experimentan sofocos intensos durante la noche, y hay evidencia de que estos pueden intensificarse por la ansiedad. El insomnio también suele estar relacionado.

“La ansiedad dificulta conciliar el sueño, y dormir mal agrava los síntomas de ansiedad. Es un círculo vicioso”, detalló Valiensi.
En situaciones de estrés crónico, tanto el sistema endocrino como el neurovegetativo permanecen activos por largos períodos.
“Esto aumenta el ritmo metabólico, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, generando sudoración como mecanismo compensatorio”,
señaló Maffei.
Cuando el equilibrio entre las ramas simpática y parasimpática se rompe, se produce una sensación de alerta constante, que puede intensificar la transpiración nocturna sin causa externa aparente.
Causas comunes de sudoración nocturna vinculadas al estrés
De acuerdo con la Fundación del Sueño de Estados Unidos, algunas situaciones que pueden estar relacionadas con estos episodios son:
- Cambios vitales o emocionales: pérdida de trabajo, separación, duelo, enfermedad, nacimiento de un hijo o dificultades económicas.
- Pesadillas o sueños vívidos: que generan reacciones físicas como la sudoración.
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT): con flashbacks, insomnio y sudores provocados por la hiperactivación del sistema de alerta.
- Menopausia: con sofocos intensificados por la ansiedad.
- Medicación: especialmente algunos antidepresivos, terapias hormonales y opioides pueden generar sudoración como efecto secundario, incluso al dormir.
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Cómo prevenir los sudores nocturnos
Para reducir estos episodios, es fundamental abordar tanto la ansiedad como los factores ambientales que los disparan.
Valiensi recomienda:
- Mejorar la higiene del sueño
- Dormir en un entorno fresco y ventilado
- Usar sábanas de algodón, evitando materiales sintéticos como el poliéster
- Evitar cenas copiosas o muy condimentadas
- Evaluar terapias como mindfulness, respiración consciente, psicoterapia o medicación si fuera necesario

Por su parte, Maffei sugiere:
- Mantener una rutina de sueño estable
- Reducir el consumo de cafeína y alcohol
- Llevar una alimentación equilibrada y hacer actividad física regular
- Incorporar prácticas que activen el sistema parasimpático, como la meditación, el yoga o ejercicios de respiración profunda
Estudios recientes destacan los beneficios de la respiración controlada en mujeres menopáusicas con sofocos y sudores nocturnos.

“Además de reducir su frecuencia, estas prácticas ayudan a disminuir el malestar que generan”, concluyó la Fundación del Sueño.
Fuente: Infobae
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