Antropología penitenciaria (2 de 6)

Antropología penitenciaria (2 de 6)

Antropología penitenciaria (2 de 6)

Wilfredo Mora

2.- El Preso sin Condena en América Latina. La carcelología y la presología eran los términos de antes para definir la industria del preso, aunque fue mejor interpretada como la “criminología del pobre diablo”, que consistió en que se puede estar preso por error; es decir, por ser inocente o culpable, por no saber robar, ni drogar ni matar, y sobre todo, por tener ese “color cetrino de la desnutrición” (Elías Neuman) de la marginalidad social.

Sirvió de base para un fenómeno afortunadamente estudiado a profundidad en otros países, pero que aún permanece como el principal estigma de la pena de prisión, se trata del preso sin condena en América Latina (ILANUD, 1972). Luego, estos conceptos de una carcelología y presología –aunque duros, feos y grises–, tienen razón en hablar de una completa y horrible industria del preso.

A pesar de los datos que recoge ese último estudio mencionado, no disminuyó el infierno carcelario latinoamericano, y continuó en aumento la criminalidad.
Ahora nos toca reflexionar a nosotros como nación, qué haremos, al respecto. El servicio de prisiones que se ofrece en República Dominicana está incompleto y falto de identidad.

Todos estos años aspirando a un esquema que abarque inequívocamente la retribución y el tratamiento, el resultado sigue siendo la alta tasa de personas privadas de libertad. Hace ya treinta años que el bendito sistema no contribuye a mejorar la situación de los internos.

Por décadas la prisión preventiva se comportó como si fuera, en realidad, la pena misma. La experiencia de la legislación procesal de 2002, en nuestro país, lejos de disminuir, aumentó la situación de los preventivos; afectó el concepto de que la pena de prisión puede ser una alternativa de la alterativa. El proceso penal al que se aplicó debía ofrecer nuevas formas de medidas cautelares, y no lo está haciendo.

¿Qué significa el fenómeno del preso sin condena, desde la antropología? Mucho. Porque a lo mejor, la criminalidad generacional creció en volumen, y venció al sistema penal de justicia. Y porque nadie lleva a cabo estudios similares en las prisiones, que puedan contribuir a identificar las verdaderas causas de la violencia criminal, para así aprovechar ese laboratorio humano que es el penal, para desentrañar el enigma de su destino, que lo conduce a ese lugar.

El libro ´El Preso sin Condena´, de Elías Carranza, Eugenio Raúl Zaffaroni, Luis Paulino Mora y Mario Houed, fue un estudio nunca aprovechado por nosotros. El mismo ofrece muchos detalles para el conocimiento científico y antropológico, y responde a muchas preguntas de interés penitenciarios; una muy particular: ¿sirve la cárcel?, entonces, ¿para qué sirve?

Este informe surgió porque se consideró necesario reducir la prisión preventiva. Los autores compararon la prisión en la región de los países latinoamericanos, las causas del fenómeno, los censos de población penitenciaria y, descubrieron, que había una “traslación de la pena” a los familiares, dependientes y allegados de los internos, con altísimos costos económicos para todos ellos.

Es por ello que, casi 50 años después, se sigue proponiendo la desinstitucionalización de la pena de prisión y el uso de formas alternativas a la misma.