Amigo íntimo de Narcisazo refuta a López Reyes; considera estúpida hipótesis del suicidio

Amigo íntimo de Narcisazo refuta a López Reyes; considera estúpida hipótesis del suicidio

Amigo íntimo de Narcisazo refuta a López Reyes; considera estúpida hipótesis del suicidio

SANTO DOMINGO.-Rafael Domínguez, una de las personas más cercanas al desaparecido profesor Narciso González refutó hoy la hipótesis de que éste se haya suicidado como plantea el periodista Oscar López Reyes en su más reciente libro.

Dijo que además de que la hipótesis del suicidio no es nada novedosa, tiene pocas probabilidades de ser cierta.

A continuación el texto íntegro de una carta enviada por Domínguez a El Día:

“Esta hipótesis del suicidio o la gran estupidez”

“Creo que soy de los íntimos amigos de Narcisazo. Cosa que me enorgullece… no de que yo haya sido su amigo; sino de que él -sumamente exigente- me considerase como tal, como su hermano.

Ciertamente, Narcisazo estaba harto de Balaguer. Y los votos fueron evidencia de que la mitad de los votantes también no lo querían de nuevo en la presidencia. No sé de dónde Oscar saca eso de que «Amigos íntimos», pues los que sí lo fuimos, tenemos constancia de todo lo contrario; de que Narcisazo nunca se suicidaría.

Fui con él al entierro de Barbarín, y en un momento en el trayecto me dijo: «Eso nunca lo haré yo, pues no le voy a dar el gusto de que se den banquete con mi cadáver, pues esos buitres, si me suicidara, enseguida dirían ‘en eso es que llegan a parar, en locos y suicidas'» Narcisazo sí tenía la suficiente entereza (ahí está su historia pública) para desafiar el poder cara a cara. Todo lo que hizo fue públicamente y firmado con toda responsabilidad… por eso muchos no querían saber de él. No sólo por lo peligroso de su compañía; sino, porque su compañía no los hacía potables para negocios, pues era incapaz de vender sus convicciones. Por eso se puso en pública subasta en su poema «A Buen Precio».

Pero esa hipótesis del suicidio, nada novedosa, tiene pocas probabilidades de ser cierta. Muchísimo más probable es la del secuestro y desaparición. Y habrá sido una fuente de entera confianza la que le brindó al ing. José Israel Cuello la ruta que siguieron con Narcisazo el 26 de mayo del 94. De lo contrario, ese zorro de José Israel, nada ingenuo, no se hubiera prestado para divulgar esa versión.

También está la versión del capitán Batista, quien días antes de que lo mataran, le confiesa a su hermano que había visto a Narcisazo en la base aérea de San Isidro, en el área de inteligencia llamada El Mercadito.

También está la versión del hoy difunto Lalito González (que no era pariente de Narcisazo) de que cuando Juan Bautista Rojas Tabar lo estaba interrogando y le pegaba por sus testículos con una pistola, también le dijo «te vamos a hacer lo mismo que a Narcisazo».

¿Son estas tres personas unos locos o confabulados con Narcisazo?

Por último, una cosa es suicidio y otra inmolación. Suicida es quien se mata a sí mismo, sin que medie nadie más. Quien se inmola no es suicida, aunque se esté dispuesto a perder la vida. El patricio Sánchez no se suicida; se inmola en San Juan, al desafiar a Santana y su anexión, a pesar de que Sánchez sabía muy bien las probabilidades que tenía de morir en ese desafío.

Si yo le dijese a usted que me haga el favor de matarme, y usted me complace, eso no sería suicidio… y usted habrá cometido un crimen. No salga como un idiota a decir en el tribunal «pero si él fue que me pidió que lo matara» porque, si el juez del caso tiene algo de cerebro, de seguro lo emplazará a usted a que le obedezca, pidiéndole, de favor, que vaya y se tire del puente, pero con la precisión de que caiga en lo seco.

Por lo tanto, para quien no haya querido entender, en el caso de que Narcisazo haya salido desde antes del 16 de mayo, a solicitar que le hiciesen el favor de que organismos de seguridad del Estado lo eliminaran, haciendo serias acusaciones contra el jefe de la policía, contra el jefe del ejército y contra el jefe de la aviación; y, además, llamando a la desobediencia civil… cometieron una gran estupidez al complacerlo… y esa cortesía se llama Crimen de Estado”.

Rafael Domínguez

 



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