Para el cambio de la realidad, los cristianos tienen que contar con un análisis de esa realidad tejida en torno al binomio riqueza / pobreza, Norte / Sur, y que demostrará que esa situación no es fruto de la casualidad ni de la voluntad de los dioses, sino del egoísmo y codicia de los hombres, del dominio que los más fuertes establecen sobre los más débiles y necesitados.
Este análisis es necesario para descubrir las causas reales de la opresión y a sus sujetos responsables y evitar el idealismo.
El marxismo, no como filosofía o visión global de la realidad, sino como ciencia, puede ayudar mucho al conocimiento de esas causas y las funestas consecuencias derivadas.
Vale en cuanto su análisis se muestre verídico en señalar la génesis y efectos del capitalismo. Nunca los teólogos de la liberación asumieron el marxismo como visión filosófica de la realidad ni lo utilizaron acríticamente.
Precisamente porque la TdL apunta al cambio de lo que es opresión e injusticia, ha sido calumniosamente atacada.
Esta teología reclama para la Iglesia entera el lugar propio que le asigna su fe desde el seguimiento de Jesús: ser pobre, vivir con los pobres y comprometerse por su liberación.
Esta recolocación de la Iglesia es peligrosa para los opresores y para una Iglesia-Poder acostumbrada a vivir en alianza con los poderosos. Nada se da en esta teología que no traduzca con fidelidad el mensaje radical de Jesús y su Evangelio.
Pero, los cuestionados por la TdL y su dominio y medios gigantescos se encargaron de airear que la TdL era heterodoxa por su marxistización, su apartamiento del magisterio eclesiástico, su fomento de la guerrilla, su concepto meramente temporal de la salvación, por reducción del Jesús histórico a un líder terreno….
Después, no pocos venían asociando la suerte del la TdL al socialismo real. La caída de éste les hizo creer que caía paralelamente la TdL. Doble engaño: porque el socialismo no se identificaba con el socialismo de Estado y la TdL no era subordinada suya, sino que tenía origen y base propia en el Evangelio.
Como muy bien ha dicho el obispo Pedro Casaldáliga: La TdL no tiene como padrino a Marx sino al Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
La caída del socialismo real no canonizaba la maldad intrínseca del capitalismo, sino que incitaba más bien a profundizar en las causas de su opresión, hoy globalizada. Como siempre, las estructuras económicas cuentan en la marcha de la sociedad, y sin ellas no se puede entender el funcionamiento del sistema neoliberal.