Por un cambio necesario

Por un cambio necesario

Por un cambio necesario

La miseria moral se apodera de nuestra sociedad con un ímpetu y fortaleza jamás imaginados, sin que se vislumbre un alto o un cambio, sino que, por el contrario, tiende a tomar cuerpo día tras día.

Ante esa situación a todas luces imparable, porque ahora esa es la “moda”, no se altera el orden, “conveniente” y “adecuado”, para que se puedan frenar las debilidades que deforman todo o lo poco que queda sano en el cuerpo del país.

El deporte no escapa a esta situación de deterioro, con el agravante de que al igual que en la política partidista, los protagonistas se “tapan” unos con otros, conscientes de que entre “bomberos no se pisan la manguera”.

Es decir, si se destapan hechos incorrectos en cualquier dirección, lo mejor es tener a un sucesor como aliado o cómplice incondicional.

Las auditorías que realizó la Cámara de Cuentas, pero que lamentablemente no se han dado a conocer, es una muestra de que “algo huele mal en Dinamarca”.

Insisto en que los más interesados en que todo quede claro como un manantial deben ser los propios presidentes de federaciones, y ese “culebreo”, con el objetivo expreso de ocultar informaciones, a la larga, en nada les ayuda, porque la verdad se sabrá tarde o temprano.

El deporte dominicano necesita cambios, comenzando con dar paso a una nueva camada de dirigentes que tengan la visión de impregnar nuevas energías y apliquen criterios modernos, porque la actual estructura, sencillamente, está desfasada.



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