El Senado de la República aprobó una ley de lavado de activos que tiene muchas interrogantes. Por ejemplo, excluir a las bancas de apuestas de las entidades que tienen que cumplir ciertos requisitos para evitar ser usadas para lavar activos no parece ser lo más aconsejable.

La mayoría de esas bancas pertenecen a emporios, por lo tanto, las reglamentaciones deben ser impuestas a las empresas madres.

Tampoco se puede argumentar que hay muchas bancas ilegales para excluirlas de esas regulaciones. En ese caso lo que tienen que hacer las autoridades es seguir persiguiendo a las que funcionan sin los permisos correspondientes.

Otro aspecto a considerar es la parte que limita el uso de dinero efectivo para transacciones comerciales.

Se le recuerda a los honorables senadores que el peso es la moneda de curso legal en el país y que por tanto lo que debe garantizar cualquier ley es que la procedencia del dinero sea legal.

La banca comercial, por el ejemplo, tiene la obligación de registrar toda transacción superior al equivalente a 10 mil dólares y hasta pedir documentación que pruebe la procedencia del dinero.

Si hay fallas en la aplicación de esa reglamentación, lo que se debe hacer es obligar a su cumplimiento, no limitar el uso de la moneda dominicana.

Son solo dos aspectos para que nuestros legisladores entiendan que esa legislación requiere más trabajo para perfeccionarla. Ojalá la Cámara de Diputados limpie bien ese proyecto de ley de lavado.