¿Vivir sin trabajar?

¿Vivir sin trabajar?

¿Vivir sin trabajar?

La cuarentena, el toque de queda, la economía medio cerrada y las consecuencias de la emergencia por la pandemia, ponen al desnudo dos cosas: los pobres no pueden vivir sin lo poquito que tienen; las clases media y alta pueden vivir sin mucho de lo que les sobra.

Hace un mes, un amigo ganadero me dijo: “Si esto se pone como luce será, no cambio una oveja preñada por un Rolex”. Muchos anhelos o caprichos resultan vanos e innecesarios; lo imprescindible que damos por sentado adquiere más valor.

La enormidad de dominicanos sin empleo ni trabajo por la emergencia sanitaria es enorme. Aun no se agrava por la asistencia gubernamental con sus subsidios y ayudas y mucha filantropía privada.

Pero es imposible que eso dure indefinidamente. Los reclamos de reabrir la economía son presentados como una angurriosa exigencia de comerciantes e industriales, pero realmente los más afectados son los pobres e indigentes. Sin faltar o descuidar los necesarios protocolos sanitarios, debemos ir pensando cómo reactivar la economía antes de que empeore.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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