Vigorosa, pero frágil

Vigorosa, pero frágil

Vigorosa, pero frágil

La afirmación que haremos a continuación parece contradictoria, pero no lo es. Todos los actores económicos y políticos lo entienden, pero actúan como si lo ignoraran.

Los factores que hacen de la dominicana una de las economías más vigorosas de la región, son los mismos que la hacen también sumamente frágil.

Cuando en los años ochenta se veía con claridad que la denominada “economía del postre” (basada en las exportaciones de azúcar, café y cacao) entraba en una crisis de la que no saldría jamás, se fue mirando hacia la economía de servicios.

La apuesta al turismo, a las zonas francas y a la logística para el comercio internacional ha dado grandes resultados que se traducen en que desde hace años somos de las economías de mayor crecimiento de América Latina.
A esa ecuación se le sumaron de manera coyuntural las remesas y la minería

El turismo, pilar de economía de países tales como España, Francia e Italia o ciudades estadounidenses como Miami y New York, generan un consumo de productos locales de tal nivel que representan una especie de exportación a gran escala sin tener que sacar la mercancía del territorio nacional.

Sin embargo, ese modelo trae consigo sus propios peligros, pero depende mucho de los otros. La llegada de turista y su capacidad de consumo está impulsada por las condiciones económicas de los países emisores de turismo o la estabilidad política en esas naciones.

Esa realidad la hemos aprendido a portazos limpios.
La guerra en Ucrania nos hizo perder decenas de miles de turistas procedentes de Rusia y Ucrania; una insensata alerta impuesta por un desconsiderado encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos ha provocando la cancelación de viaje a República Dominicana de más de 35 mil estadounidenses, según reporta el Ministerio de Turismo.

Son sólo dos ejemplos.
Igual ocurre con el comercio internacional o la inversión extranjera.

Pero también nos hace vulnerables ante fenómenos inflacionarios externos, como nos ocurre ahora.
Comprendida esa realidad, sólo queda saber que siempre hay que cuidar la estabilidad interna, que es el principal atractivo de la economía de servicios.



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