Velatorios Públicos

Velatorios Públicos

Velatorios Públicos

Vicente Ismael Estrella

Por: Vicente Ismael Estrella

Las vías de la República Dominicana se han convertido en salas de velatorios públicos, podemos observar a diario siniestros devastadores que merman la vida anualmente de tres mil personas, según datos del Observatorio Permanente de Seguridad Vial.

Me refiero a velatorios públicos por la congestión de vehículos en filas, que se detienen o disminuyen la velocidad para observar la tragedia del cadáver de un joven de 20 años que transitaba a alta velocidad en un motor y por su prisa de llegar a donde nunca se supo y que ahora se encuentra tendido en el negro pavimento manchado con un charco rojo en proceso de coagulación y que minutos antes fue envestido por un conductor que venía de pasar un feliz fin de semana con su esposa, su hijo de 9 y su hija de 14 años y estos tener que observar aquel episodio y llenos de nervios, solo de imaginarlo me da pavor.

A los pocos minutos y antes de llegar los organismos de rescate al lugar de los hechos, la madre de fenecido se entera de la tragedia y le da un paro cardíaco, las hijas se quedan con la señora y los hermanos del mismo salen corriendo a la carretera a ver qué pasó. A llegar al lugar les llega un momento combinado de ira y tristeza ambos luchando entre ellos, un sentimiento por hacerle daño a quienes causaron esto a su familiar y el otro sentimiento por revivir a su hermano.

¿De qué lado quisieras estar? ¿Del lado de la víctima o del lado del victimario?

Particularmente no quisiera estar en ninguno. Imagínate por un momento del lado del victimario, nadie sale en principio a matar con un volante, has sido toda tu vida un hombre de bien y de éxito y en ese preciso momento te sientes un homicida cargando con una muerte involuntaria que en el momento y quizás por el resto de tu vida no lo entiendas así, también pensando en la situación psicológica de tus hijos y esposa, el proceso amargo de pasar por un destacamento a tener que declarar sin fuerzas ni para hablar, a pura penas respiras. ¿Solo de leer esto te sientes frustrado o no?

Ahora vámonos para el lado de la víctima y solo imagínate a este joven lleno de vigor decir en microsegundos antes de morir: chócame despacio…



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