Hasta hace relativamente poco tiempo, a las infecciones causadas por virus no se les daba importancia, porque en su mayoría se consideraban benignas, al extremo de que, en ocasiones cuando los médicos no tenían un diagnóstico preciso, minimizaban los síntomas diciendo: “es un virus”.
En la actualidad, muchas virosis han adquirido gran trascendencia, pues se ha demostrado la relación que existe entre algunas de ellas con enfermedades crónicas como el cáncer. Entre estas se encuentra el virus del Papiloma Humano (VPH).
Las consideraciones corresponden al doctor Miguel Montalvo Batista, ginecobstetra y cirujano laparoscópico de los Centros de Diagnóstico Medicina Avanzada y Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat).
Se creyó que el Papiloma era únicamente un virus, sin embargo, gracias al avance de la genética, se ha comprobado que existen aproximadamente 150 tipos diferentes de él, de los cuales 20 pueden causar enfermedad.
Este virus pertenece a la familia Papillomariridae y representa una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), considera que los tipos 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 66 son cancerígenos y que los demás tipos son de bajo riesgo o de poca potencialidad para provocar cáncer.
El especialista asegura que la clasificación llamada de alto riesgo puede causar infecciones que, en su mayoría, no dan ninguna manifestación clínica, pero que con el tiempo pueden dar lugar a cáncer en distintas partes del organismo como el cuello uterino, vulva, vagina y ano en mujeres, ano y pene en hombres, y en ambos, cáncer orofaríngeo, que puede afectar la garganta, boca o lengua y se ha asociado con la cepa 16.
Vía de transmisión
Su vía de transmisión puede ser tanto el contacto sexual como el contacto de piel a piel y gran parte de las personas infectadas desconocen que lo están, por lo que sirven de vehículo de propagación.
La forma de detección más común es el papanicolaou, que también permite detectar lesiones que podrían degenerar en cáncer, que -cuando se diagnostican a tiempo- su tratamiento y curación casi siempre son posibles.
Montalvo indica que se disponen de vacunas muy efectivas contra las cepas más comunes asociadas con el cáncer de cuello uterino, y se recomienda aplicarla a niñas y niños a partir de los 9 años de edad.
Infección sin tratamiento
No hay tratamiento para la infección, existe el tratamiento para las lesiones que pueda haber producido en el área genital, incluyendo el cuello uterino.
Para evitar la infección se recomienda sostener relaciones sexuales con una sola pareja, usar preservativo y tratar de mantener una buena defensa o inmunidad.