Unas 20 estructuras de narcos controlan el microtráfico en RD
Santo Domingo.-Las autoridades antinarcóticos dominicanas tienen identificadas al menos 20 estructuras de distribución de estupefacientes en el territorio nacional, las cuales van desde las complejas redes que funcionan en la región Este hasta las más elementales administradoras de cadenas de puntos de drogas.
De ellas la más compleja y violenta es la que tiene su centro de operaciones en el Este, y que actualmente se encuentra en una feroz lucha interna por el control del negocio, luego de que sus cabecillas originales fueran arrestados.
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Son los remanentes del cártel que lideraban, con funciones diferentes, José David Figueroa Agosto y Antonio del Rosario Puente.
Esa estructura criminal es la que más se semeja a un verdadero cártel, pues está conformada por varios grupos que tienen “actividades” distintas dentro del mismo grupo organizado.
En esa organización, como en cualquier otro cártel, no hay un “jefe único”, sino que cada grupo actúa en consonancia con los otros, aunque se producen fuertes luchas entre personas que quieren desplazar a las otras.
El cártel del Este vive una fuerte lucha interna entre los capos que se disputan parte del espacio dejado por Figueroa Agosto y Del Rosario Puente, la cual ha provocado decenas de muertos.
Las especialidades
En ese cártel están los sicarios contratados para los ajustes de cuentas, y son los responsables de la mayoría de las muertes violentas, también los encargados de recibir las drogas en el territorio nacional, los que la embarcan a Estados Unidos y Europa, los que distribuyen para el mercado local y los que controlan los puntos donde la droga se vende al detalle.
Pero el mercado local es atendido por más de 20 estructuras diferentes que se suplen de la droga que pasa por el país con destino a los grandes mercados, de ahí que tienen que mantener el contacto con los cárteles más estructurados.
Se pagan con dinero
El director Antinarcóticos de la Policía Nacional explicó que los precios de las drogas en el mercado local se han incrementado porque los cárteles internacionales están volviendo a pagar con dinero a sus socios locales en vez de hacerlo con drogas, pues prefieren tener disponible la mercancía para llevar a Europa y cada vez en menor medida a Estados Unidos.
La razón es exclusivamente económica. Un kilo de cocaína en territorio nacional cuesta entre 10 y 12 mil dólares, mientras que en territorio norteamericano cuesta entre 25 y 30 mil dólares, precio que se dispara a 45 mil dólares en Europa y a 50 mil en Rusia.
“Cada vez le resulta más atractivo a los narcos correr los riesgos de enviar la droga a Europa a través de los vuelos comerciales y de barcos, pues allá los precios son mucho más elevados”, explica el coronel Carlos Fernández Valerio, director Central de Antinarcóticos de la Policía Nacional.
Eso eleva el precio local de los narcóticos y a su vez crea nuevos elementos de tensión entre los grupos que controlan los puntos de drogas, ya que aumenta la cantidad de dinero en juego.
Límites territoriales
Las organizaciones dedicadas a la distribución de narcóticos en el país tienen delimitaciones territoriales y el “desconocer” esas divisiones, así como irrespeto a los “pactos” es lo que provoca los mayores casos de la violencia que afecta a las comunidades donde operan esos grupos.
La Dirección Central de Antinarcóticos tiene identificadas la mayoría de esas estructuras y sus integrantes, aunque a muchos de ellos sólo pueden darles seguimiento con paciencia para armarles un caso ya que la mayoría de sus líderes usualmente ni tocan la droga.
“Tú los ves por ahí hasta burlándose de la sociedad, uno sabiendo que son narcotraficantes, pero en esos casos tenemos que trabajar la inteligencia delictiva e ir armándoles un caso con paciencia para que luego no puedan librarse de la justicia”, explica a EL DÍA el coronel Fernández Valerio.
Los puntos de drogas
Ante la pregunta de por qué no eliminan los puntos de drogas si los tienen identificados, señala que eliminar uno conlleva mucho tiempo y persistencia, porque cuando se arresta a los que trabajan en esos lugares, son sustituidos por otros y a los pocos días están funcionando de nuevo.
Explica que hay un aspecto social importante, porque en muchos de los sectores donde esos grupos tienen sus centros de operaciones, el microtráfico se ha convertido en un medio de ingresos importante para muchas familias.
“Con frecuencia es la propia comunidad la que protege los puntos de drogas, porque los ven como una fuente de trabajo. Cuando nuestros agentes van a muchos de esos lugares detrás de los vendedores de drogas, es la misma gente la que ataca a los policías”, indica.
No todos los puntos de drogas son iguales, algunos son más complejos según el lugar y el tipo de clientes que atienden. Por ejemplo, hay puntos en los que una persona contacta al comprador, otra persona cobra, una diferente entrega la droga y otra divide las porciones.
El oficial policial explica que debido a esa división de roles con frecuencia las patrullas atacan un punto de drogas y a las personas que arrestan no tienen la droga arriba porque quien la tiene logró escapar.
Entonces se dificulta la judicialización de esos arrestados, porque no hay prueba del delito.
Fernández Valerio insiste en que los cabecillas de bandas de microtráfico suelen aprovecharse de las carencias de esos sectores, por lo que se requiere que el Estado en su conjunto se gane a esas comunidades atendiendo sus necesidades fundamentales.
Explica que los lugares donde han tenido más éxito han sido aquellos donde conjuntamente con el trabajo policial han ido con acciones sociales.
“Muchos de estos delincuentes son vistos como proveedores, como especies de Robin Hood, y logran la protección de la gente. Contra eso también tiene que luchar la autoridad, atendiendo muchas de esas necesidades”, puntualiza.
Criminales vinculados
La Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional ha descubierto que muchos de los grupos que distribuyen las drogas en el país tienen puntos coincidentes dentro de estructuras mayores, que son las que a su vez hacen negocios con los grandes cárteles internacionales de la droga.
Indican que cada vez es mayor la cantidad de drogas que proviene de Perú, aunque salga desde Venezuela.
El coronel Fernández Valerio explica que los decomisos en los puntos de drogas suelen ser de pequeñas porciones porque esa es la actividad del “menudeo”, pero también es la que mayor incidencia tiene en la violencia y actos delictivos que se registran en el país.
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