Una reforma integral a la Seguridad Social

El proyecto de reforma a la ley que crea el Sistema de la Seguridad Social se ha quedado en los anaqueles del Congreso Nacional por falta de voluntad política y por el accionar de los escasos beneficiarios de las distorsiones que se han evidenciado con el paso de los años.
La idea del Sistema de la Seguridad Social fue bien concebida, aunque en su implementación se han detectado distorsiones que de no corregirse pondrían en peligro lo alcanzado.
Un enorme logro ha sido la casi universalización del Seguro Familiar de Salud, sea en su régimen contributivo o el subsidiado, pero con el paso de los años la sostenibilidad de esa rama está en riesgo. Las cápitas que reciben las ARS merecen ser revisadas, los servicios que reciben los afiliados merecen ser mejorados, los controles a los prestadores de servicios merecen ser aumentados.
Ahora se habla de las cápitas diferenciadas, que es un intento desesperado de corregir una distorsión que algunas ARS detectaron y han aprovechado en detrimento del equilibrio estadístico del riesgo administrado.
Pero todos los ajustes deben ser tomando en cuenta el servicio al afiliado y una sostenibilidad razonable del Seguro Familiar de Salud.
Pero la reforma debe ser integral, porque la otra parte del sistema, la que no da servicio cotidiano y que es prácticamente un negocio exclusivamente financiero, como es la administración de los fondos de pensiones, boyando en ganancias que a simple vista parecen excesivas.
Los congresistas tienen la gran responsabilidad de revisar de manera integral la Ley de Seguridad Social, someterla a un profundo análisis escuchando a todos los expertos posibles, incluyendo a los que representan la parte del negocio, pero sin perder de vista que la prioridad es garantizar servicio de salud a los afiliados y que puedan disfrutar de la más digna pensión posible, manteniendo la sostenibilidad del sistema.