Una educación para el presente

Con la profusión de información en la era del Internet y la abundancia de vías para alcanzarla, muchas de ellas sin tener que salir de casa o de un recinto educativo o de cualquier otra índole, una parte importante de la enseñanza preuniversitaria y la universitaria misma, deben tener en estos tiempos un carácter práctico e investigativo.
Las vías prácticas de la educación, sin embargo, cuestan. Así que para usarlas como procedimientos preferentes en la enseñanza son muy necesarios los recursos materiales y los presupuestos.
De la educación sustentada en la práctica y en la investigación los países derivan hoy día no sólo prestigio, sino la mejoría significativa de la vida en una de sus partes más vitales, como lo son las generaciones más jóvenes.
El modelo dual aplicado con la participación activa del Instituto de Formación Técnico Profesional y las empresas es tal vez un buen ejemplo de lo que llevamos dicho.
Esto a propósito de un acuerdo firmado ayer entre el Ministerio de Energía y Minas y la Rectoría de la UASD, mediante el cual se comprometen con el fortalecimiento de la formación académica, la investigación y generación de conocimiento en áreas clave como la minería, hidrocarburos, energía nuclear y eficiencia energética.
Compromisos como este deberían ser comunes entre las diferentes áreas de la Administración y los centros públicos superiores de la educación pública. El sector privado de la economía, vigoroso y tradicional en nuestra vida republicana de hoy día, haría bien en acercarse a nuestras universidades para la mejora de los procesos productivos y la investigación en las áreas de sus intereses.
Si somos capaces de andar estos caminos no estaría lejano el día en que tuviéramos a la vista una mejor educación y sectores productivos en relación cercana con lo mejor de la sociedad.