República Dominicana ha dado muestras de sobra de ser una economía resiliente. Lo demostró durante la crisis por la pandemia del Covid-19; la crisis logística del comercio marítimo y el proceso inflacionario global derivado de la guerra entre Rusia y Ucrania.

El Banco Mundial ha presentado un panorama poco halagüeño para economía mundial con proyecciones de crecimiento cero para la Unió Europea y de apenas el 0.5 % para Estados Unidos.

Sin embargo, el mismo Banco Mundial proyecta entre un 4.5 % y un 5 % de crecimiento para la economía dominicana.

Esa característica casi mágica de la República Dominicana hizo que este fuera uno de los escasos países en el mundo que recibieron una mejora en la calificación de riesgos dada por las más reputadas calificadoras.
También ha permitido captar una gran cantidad de inversión extranjera.

En parte esa magia a la que hacemos referencia se debe a la estabilidad social y política del país, pues como dicen los economistas: “No hay más cobarde que el dólar”.

Todos los sectores sociales se benefician de esa estabilidad, por lo tanto son responsables de preservarla.
Pese a las diatribas cotidianas, el país marcha de manera adecuada desde hace años.