El anuncio de vistas públicas para escuchar puntos de vistas sobre la reforma fiscal propuesta por el Gobierno es una decisión saludable.
A partir de esta iniciativa, empresarios, sociedad civil y hasta la comunidad política, pueden dar a conocer sus observaciones al proyecto, en manos de la presidencia de la Cámara de Diputados desde la semana pasada.
La reforma de la Constitución aprobada sin mayores dificultades deja ver que el partido de gobierno cuenta con una mayoría en el Congreso Nacional con la que puede afrontar cualquier desafío.
Pero sería un error tratar un tema de tan profundo calado, como el tributario y fiscal, como se ha hecho con uno de naturaleza eminentemente política.
Con la amplitud y la profundidad de las reacciones desde diferentes ámbitos sociales puede ser calibrada la calidad de la reforma propuesta.
En vistas públicas como las anunciadas desde la Cámara de Diputados se pueden enriquecer las ideas adelantadas hasta ahora y muchas otras de sectores y entendidos, de dolientes y favorecedores.
Particularmente a partir de la afirmación del presidente Luis Abinader de que el Gobierno está abierto a la búsqueda de un consenso que permita una reforma, si no a la medida de cada sector, lo más equitativa posible.
No se puede olvidar que en el tratamiento de proyectos el Congreso Nacional puede llegar a ser una caja de sorpresas, como lo demuestra la aprobación de la debatida iniciativa de reforma de la Constitución, pasada sin dificultades en menos de dos meses, y del Código Penal, al que el tiempo se le cuenta por décadas.
