¿Quién está dando pasos reales para contener el colapso del tránsito en el Gran Santo Domingo?
Las alcaldías no están haciendo suficiente.
La Dirección General de Seguridad del Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), tampoco.
Mientras tanto, a la vista de todos el Gran Santo Domingo sucumbe ante el caos, produciendo pérdidas económicas cuantiosas (combustible, horas-hombres) y deterioro de la calidad de vida.
El tránsito en la ciudad es sencillamente caótico, anárquico, insufrible y desesperante.
Esa situación es producto de la falta de planificación de las autoridades, irrespeto a las normas por parte de la ciudadanía y desidia de quienes tienen que hacer cumplir las leyes de tránsito.
Lógicamente que cualquier avezado urbanista podría agregar muchas otras variables.
Lo más preocupante es que la ciudad colapsa a la vista de las autoridades municipales y nacionales que al parecer se han rendido por cansancio, incapacidad o indolencia. Cualquiera de los tres motivos es malo.
El colapso en el tránsito no es atribuible a la temporada navideña, ya que el mismo viene registrándose desde hace tiempo y se va agravando cada día.
Falta microgerencia.
Muchos de los problemas del tránsito se pueden solucionar sin necesidad de grandes inversiones.
Se requiere combinación de educación para que los ciudadanos conozcan y respeten las normas y de la mano dura para sancionar al que las ignore.
En fin, se pueden hacer muchas cosas al margen de grandes inversiones viales.
Falta voluntad y determinación para detener el acelerado proceso de colapso del Gran Santo Domingo.