El Ministerio de Industria y Comercio publicó en algunos medios un comunicado en el que admite la violación de la Ley de Hidrocarburos y que además les da la razón a quienes plantean la necesidad de su modificación.

Cuando la citada legislación fue aprobada en el año 2000 se afirmaba que con la misma se quitaba el componente político a la hora de fijar los precios de los combustibles.

Incluso, en aquella oportunidad se difundió bastante el eslogan de “si sube, sube, y si baja, baja”. La falta de transparencia en la fijación de los precios ha sido traducida por el ingenio popular en una parodia que reza: “si sube, sube, y si baja, nada”.

En ninguna parte de la Ley 112-00 les confiere la discrecionalidad a las autoridades para alterar el mecanismo para la fijación de los precios.

 No dudamos  que el Ministerio de Industria y Comercio actúe de buena fe, pero si se acepta como bueno y válido que se viole la ley, alegando que la causa es “simpática”, ¿qué pasará cuando se viole con otros motivos?

Lo que demandan los nuevos tiempos es una revisión a una Ley que ya tiene más de diez años, y que se haga de manera transparente.

Muchos de los agregados a la tarifa de los combustibles se hacen de manera porcentual, lo que implica que mientras más suben los precios internacionales mayor beneficio obtiene, por ejemplo, el Gobierno.

Entonces, en vez de violar la Ley que juró cumplir y hacer cumplir, las autoridades deben abocarse a transparentar la política de fijación de precios.