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Un visitante con el que tendremos que vivir

Hasta ahora el único remedio efectivo contra las algas marinas marrones que han llegado masivamente a las costas dominicanas sigue siendo el tiempo.

Con la llegada de los días menos calurosos, por la esperada reducción de la radiación solar en esta parte del mundo, tenemos la esperanza de una reducción paulatina en la presencia del sargazo en playas y arrecifes.

Al principio creíamos que los efectos dañinos de estas algas al llegar a las costas se limitaba a la invasión de las playas y el consecuente daño al turismo, pero hay algo más.

Algunas plantas de generación eléctrica han tenido paralizaciones atribuidas por sus operadores a la presencia masiva de estas algas en sus tomas de agua.

Ocurrió recientemente en Punta Catalina, donde como se sabe operan dos grandes generadoras energéticas, y este fin de semana ha sido un poco más al este, en la planta AES—Andrés, afectada en sus operaciones.

En años anteriores hemos visto casos parecidos, particularmente en las vecindades de Haina y en Punta Catalina.

Por lo visto las previsiones técnicas para evitar percances como estos deberán ser parte del diseño de estas grandes plantas, afectadas por un fenómeno que al producirse en un período de alta demanda tiende a estresar aún más el sistema energético.

Llegará el momento en que la naturaleza dará una solución o los investigadores encontrarán una forma de aprovechamiento de esta yerba marina que de acuerdo con los entendidos ha venido a multiplicarse de manera desproporcionada debido a las altas temperaturas de las aguas.

De momento parece un visitante anual con el que tendremos que vivir.

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