Pese a las contradicciones asombrosas entre distintas encuestadoras acerca de los pronósticos de resultados para las elecciones primarias del domingo, lo único inequívocamente cierto es que para cada candidatura los partidos solo pueden escoger una persona.

La noche del domingo habrá gente celebrando y otros tristes por su fracaso, como en toda competencia, que se va a ganar o perder. Pero las primarias poseen una peculiaridad, pues el adversario interno de cada candidato le será casi seguramente indispensable para las votaciones de 2020.

Ante los abismos de incomprensión, especialmente dentro del PLD, no es ocioso preguntarse cómo será que las facciones adversas recompondrán su capacidad de colaboración. A mí me agradaría que las elecciones fuesen entre Gonzalo y Abinader, pues ambos representan un ansiado relevo generacional.

Pero dicho esto, Hipólito Mejía luce poseer mucha más madurez, experiencia de Estado y carisma que Abinader. E igualmente, si Leonel Fernández logra la nominación, no dudo que barrería si su contrincante fuera Abinader (siempre que preserve la unidad del PLD). ¡Cuántas interesantes complicaciones políticas!