Azua, conocida en antaño como “el Atenas del Sur” fue fundada en 1504. Con una población cercana a los 300,000 habitantes, según las proyecciones basadas en las cifras del último censo nacional, languidece lentamente sucumbida ante la pobreza, el desempleo, la deserción escolar, la falta de oportunidades para el progreso básico y, obviamente, la delincuencia.

Podemos apuntar que, a pesar de tener las condiciones geográficas, la privación de infraestructuras de alto impacto y la evidente carencia de un plan para el ordenamiento del territorio, la sumerge en la más triste de las realidades.

En medio de una crisis económica sistémica que nos golpea producto del momento postcovid-19 que globalmente vivimos, hay que tener muy en cuenta cada paso que damos, pues podríamos estar desvistiendo un santo para vestir otro.

La autopista Circunvalación del Sur en el trayecto de Azua, en construcción en este momento, podría dar el golpe mortal a esta localidad. El empalme con la actual carretera Sánchez será unos 8-10 kilómetros antes de la entrada del municipio, lo que privará al comercio detallista, minorista y de “camino” de ingresos frescos que se derraman en la, ya precaria, economía azuana.
Somos del criterio de que el desarrollo de los pueblos marcha de manera inevitable, pero ante una realidad socioeconómica que vivimos la “humanización” del tan anhelado desarrollo debe ser prioridad.

Es tarea del Gobierno nacional emprender acciones tendentes a que este impacto que recibirá el municipio de marras, sea lo más atenuado posible al momento de producirse. El involucramiento de los sectores productivos de la provincia es determinante para lograr la sostenibilidad del plan que se implemente, pero el tema de inversión pública será el protagonista. Entendemos que el tema turismo jugaría un rol determinante.

Esta hermosa provincia, a pesar de que sus pobladores viven básicamente de una economía de subsistencia, posee todas las herramientas para establecerse como un destino turístico de primer nivel en el país.

Desde la impresionante Bahía de Ocoa, hasta las sorprendentes Cuevas de los Indios, podríamos decir que Azua lo tiene todo. Parques Nacionales, playas exuberantes, reservas ecológicas para el disfrute de nacionales y extranjeros, gastronomía muy particular y un sinfín de atractivos que se distribuyen en los más de 2,660 km2 de su territorio.

Es cuestión de una voluntad política, la cual no dudo exista, de abrir con tiempo un espacio de diálogo franco, plural y participativo en donde todos los azuanos interactúen en la búsqueda de las soluciones frente a un inminente colapso a su economía formal que se avecina, estamos a tiempo.

*Por Víctor Féliz Solano