Lily Montaño.
Hay veces que desestimamos la importancia de un paso, insistiendo en alcanzar varios peldaños a la vez para lograr algo, pero como la vida en su totalidad no se hizo en un solo día, así también un primer paso es un avance en sí mismo.
Desde el chiquitín que lo da y consigue estabilidad, así como el anciano que se reta frente a los convencionalismos y estudia y ejerce, está el adicto que completa un bloque de su programa de rehabilitación, la madre que ve despertar a su hijo de un coma o la persona que sufre un accidente, queda paralizado y un día logra dar su primer paso.
Vivimos afamados en unas medidas impuestas ¿por quién? No se sabe, las medidas de la normalidad, donde el desempeño hacia la perfección y no a la excelencia, que es dentro de lo que soy, haber dado lo máximo, que no es igual a ti o al de al lado.
Ese paso, cuando me decidí a decir hasta aquí a lo limitante, a no negociar mi paz, a no renunciar a mi ser, siempre será más importante que el objetivo final, la suma de pequeños pasos.
