Un país pujante, pero…
República dominicana es una nación que avanza gracias a la pujanza de los dominicanos y de los extranjeros que se han asentado aquí.
Recientemente el ministro de Hacienda decía que la economía dominicana es la envidia de la región y hablaba con razón.
El expresidente de Francia, Fracois Hollande, reconocía el liderazgo de República Dominicana para la estabilidad y el diálogo regional.
Los informes de los organismos internacionales sobre el desempeño económico del país son favorables.
El dominicano, en sentido general, es pujante, y eso se nota a todos los niveles.
Solo hay que ver cuántas micro y pequeñas empresas surgen cada día como forma de buscar el sustento o con la determinación de convertirse en grandes.
La pujanza del dominicano ha logrado superar los apagones, los tapones, las complejidades burocráticas y hasta el irrespeto a las normas en todas las esferas.
Los dominicanos están estudiando, se capacitan de manera permanente, están saliendo a universidades en el extranjero para traer maestrías y doctorados.
Toda esa pujanza y desarrollo no son suficientes para satisfacer a los dominicanos y sentirse satisfechos.
Al dominicano le hace falta más institucionalidad, más eficiencia de la justicia, menos ruidos, menos tapones, menos apagones.
Hay que proteger la pujanza de los dominicanos, no vaya a ocurrir que en un futuro no muy lejano eso se transforme en desconcierto y desilusión y entonces se derrumbe lo que hemos construido.
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