Hace casi seis décadas, tras la larga noche trujillista, emprendimos un proceso de democratización, progreso y desarrollo que debe tanto o más a los empresarios e inversionistas que arriesgaron capitales y prestigio, que a políticos quienes hoy se ufanan de haber roto su dependencia financiera de estos.

Ciudadanos como Gianni Vicini, Alejandro Grullón, Fello Esteva, Poppy Bermúdez, Pepín Corripio o grupos como los Armenteros, Bonetti, Brugal, González Cuesta, León Jimenes, Vitienes y otros, asumieron un liderazgo trascendente, transformador, creativo.

Les recordé al leer cómo Scotiabank resalta que poseemos la economía latinoamericana de mayor crecimiento en muchos años, “económicamente estable con fuertes perspectivas” de mas crecimiento.

Su compra del Progreso fue posible porque hace quince años un joven de 29 años asumió el salvamento del sistema financiero tras la quiebra de Baninter, Bancrédito y Mercantil, arriesgando cientos de millones de dólares.

Esa visión y timbales de Juan Bautista Vicini Lluberes, prueban el arrojo con que esta nueva generación asume la renovación del compromiso con la nación. Pena que muchos políticos no aprenden…