Un minuto de silencio por Mateca

Un minuto de silencio por Mateca

Un minuto de silencio por Mateca

Natalie Ruiz Casado

Hace dias ví que mi mejor amiga compartió en su página de Facebook la noticia de que habían cerrado la Librería Mateca. Una de las más tradicionales librerías de la República Dominicana se sumó al grupo de las que han cerrado por poca demanda del consumidor.

Esta noticia ameritó un minuto de silencio, casi involuntario de mi parte. Santiago Povedano Mata y Luisa Rodríguez de Povedano (propietarios de este negocio), tomaron la decisión de cerrar esta librería que por casi cuatro décadas había ofrecido servicios ininterrumpidos a la sociedad dominicana… Es cuando me surge la inquietud de por qué en los últimos años este tipo de negocios está cerrando, ¿a caso la gente ya no compra libros? ¿Cuáles son los intereses del consumidor hoy? ¿qué pasará con las librerías que siguen aún en la lucha?

El minuto de silencio no es solo por Mateca, esta situación va más allá. Mientras quiebran las librerías, abren más bancas de loterías, colmadones, salones de belleza, licor store, etc. Negocios que no cultivan ni fomentan la lectura, el conocimiento, ni ofrecen espacios para poder sumergirse en el interesante mundo del saber… este indicador nos debe poner a reflexionar sobre la pregunta: “¿Qué demanda nuestra sociedad?”, ¿los juegos de azar? ¿el romo? ¿la chercha? ¿la vanidad?

“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, decía el escritor español Miguel de Cervantes. Los niños lectores de hoy son compradores de libros del futuro. Los lectores del presente y del futuro son el seguro de vida de editoriales y librerías. Cuando ya no haya interés en comprar libros, no habrá negocio, para ninguna librería.

Lo expresó muy bien Mario Vargas Llosa cuando dijo que seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos insumisos, y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría.

Las librerías (no solo las dominicanas, las latinoamericanas y del mundo), van a tener que cambiar radicalmente su forma de llegar física y emocionalmente al lector y de relacionarse con él, si quieren sobrevivir. Necesitamos de estos espacios para seguir cultivando el interés por la lectura y el conocimiento… crear la conciencia a estos nuevos lectores de que la única forma de aprender es leyendo y si no tenemos cómo adquirir el principal recurso para la lectura que es el libro, qué será de estos nuevos lectores.

A pesar de que existen los libros digitales, la sensación de palpar un libro, sentir sus hojas cuando pasas las páginas, son factores sensoriales que influyen positivamente en la inmersión de una buena lectura.

El futuro del libro depende de los lectores. Si no hay lectores, ¿qué será de los libros?



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