Un censo cuestionado

Un censo cuestionado

Un censo cuestionado

El sol no puede ser tapado con un dedo, ni siquiera con la mano entera. Decir que el X Ceso ha sido un éxito sólo puede interpretarse como una burla a la población.

Solo hay que hacer un arqueo visual para saber que una cantidad enorme de familias no fueron censadas y muchas otras a las que se le puso el sello de ‘censada’ los empadronadores no tuvieron contactos con las personas que viven ahí adentro.

Por lo tanto, cómo puede la Oficina Nacional de Estadísticas obtener informaciones demográficas de un segmento de la población con la que no tuvo contacto.

Pero aún, abundan los relatos de la forma negligente y displicente del llenado de los cuestionarios por parte de empadronadores.

Más que intentar ocultar una realidad que está a la vista de todos, la Oficina Nacional de Estadísticas lo que tiene que hacer es admitir sus fallas y corregirlas para que la inversión del Estado no se vaya por el caño.

Se deben tomar medidas para censar las miles de viviendas que no han sido censadas y que se supervise que se haya hecho adecuadamente el trabajo.

A esas deficiencias técnicas ahora se suman cuestionamientos derivados de una resolución de la Dirección de Compras y Contrataciones que determina hubo graves irregularidades en la licitación para la compra de las tabletas usadas en el Censo. Incluso ordena sancionar a los responsables del proceso de compras.
Hay tiempo de enderezar los entuertos en el Ceso. Hay que hacerlo.