Turismo
Las esperanzas puestas en el pasatiempo de la curiosidad como una vía rápida para salir del hoyo profundo en el que entraron las economías, y las comunidades humanas, con motivo de la pandemia del coronavirus, no es exclusiva de los dominicanos.
Madrid, la capital de la Feria Internacional del Turismo desde este miércoles, es una muestra de ello.
Y tal vez se trata de una coyuntura de necesidades. Por una parte, la necesidad de poner a andar una actividad muy dinámica que en algunos países cuenta con una larga tradición; por otra, la necesidad de la gente de salir, mirar horizontes salpicados de playas, bosques, fauna y sol en abundancia para los amantes de este contacto directo con la naturaleza, y por otro, los espacios monumentales para los amantes de la cultura y la reflexión.
En todas partes debe de haber gente deseosa de salir, pero está demostrado que meter al mundo en cuarentena es relativamente fácil, frente a la tarea de acompañarlo a salir.
El país de los dominicanos tiene en Fitur, como suele ser identificada esta feria anual, una entusiasta representación compuesta por operadores del negocio, expertos en turismo y funcionarios.
A propósito de lo que se ha recibido de la prensa y agencias de noticias, la buena disposición de las autoridades del área, de los empresarios y de la población dominicanos es notoria no solo entre nosotros, sino también en otros países.
Esta disposición, o actitud, para convertir reveses en oportunidades recibe hoy día un nombre sonoro: resiliencia. Y ojalá que la vitalidad empleada para salir del hondón a donde fueron llevadas todas las actividades económicas, particularmente el turismo, sea utilizada también para explorar otras facetas del negocio y fortalecer columnas del edificio económico nacional que lo necesitan.
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