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Trío de riesgo multiplica las posibilidades de males cardiovasculares

  • La obesidad, diabetes y colesterol se potencian entre sí y deben ser abordardas de manera conjunta. Recomendación. Apostar por la prevención desde temprano

SANTO DOMINGO.– La obesidad, diabetes y colesterol alto conforman lo que los especialistas llaman “el trío de riesgo”, un conjunto de condiciones que, cuando se presentan juntas, multiplican las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares graves y otras complicaciones metabólicas.

Para entender mejor cómo se relacionan, cuáles son sus señales tempranas y qué se puede hacer para
prevenirlas, conversamos con el doctor Emmanuel García Galán, quien nos ofrece una mirada integral sobre este tema clave para la salud pública.

Al hablar de obesidad, diabetes y colesterol alto, ¿por qué se les considera un “trío de riesgo”? El trío de riesgo hace referencia a la estrecha relación entre estas tres condiciones. La obesidad, especialmente la grasa abdominal, incrementa el riesgo de resistencia a la insulina, lo que puede derivar en diabetes tipo 2.

A su vez, tanto la obesidad como la diabetes favorecen niveles elevados de colesterol LDL y triglicéridos, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Son condiciones que se potencian entre sí y, por tanto, deben abordarse de manera conjunta.

¿Qué es el síndrome metabólico y por qué preocupa tanto a la medicina preventiva?

El síndrome metabólico es un conjunto de factores que eleva el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Incluye obesidad abdominal, hipertensión, niveles altos de glucosa, bajo colesterol HDL y triglicéridos elevados. Es una gran preocupación por que multiplica la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas y mortalidad prematura, convirtiéndose en uno de los principales de safíos de la salud moderna.

¿Por qué mejorar una de estas condiciones puede beneficiar a las demás?

Estas condiciones están interconectadas. Por ejemplo, al perder peso se mejora la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a controlar la glucosa y reducir el riesgo de diabetes tipo 2. Además, esa misma pérdida de peso contribuye a disminuir el colesterol LDL y los triglicéridos, reduciendo la posibilidad de enfermedades cardiovasculares. Es un efecto dominó positivo para la salud.

¿Qué papel juegan la alimentación y la actividad física?

Son la base de la prevención y el control del trío de riesgo. Una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, grasas saludables y proteínas magras ayuda a mantener un peso adecuado y controlar los niveles de glucosa y colesterol.

La actividad física regular, especialmente los ejercicios de resistencia como el levantamiento de pesas,
mejora la sensibilidad a la insulina, reduce la presión arterial y favorece un metabolismo más eficiente.

¿Cuáles son las señales tempranas de riesgo?

Algunas alertas incluyen aumento de peso abdominal, glucosa elevada en ayunas, presión arterial
alta, colesterol LDL y triglicéridos elevados, fatiga constante, problemas de concentración e incluso
disfunción eréctil en los hombres.

¿Qué mensaje daría para adoptar un enfoque preventivo integral?

Apostar por la prevención desde temprano: mantener una alimentación equilibrada, realizar ejercicio con constancia —incluyendo pesas en los jóvenes—, dormir al menos siete horas, manejar el estrés con técnicas naturales, como caminar descalzo sobre el césped, y acudir a chequeos médicos periódicos.

¿Cómo se produce?

Osteoporosis

Consiste en un debilitamiento de los huesos que hace que se vuelvan más frágiles y porosos. Se produce por una disminución de la masa ósea y un deterioro de la microarquitectura del hueso

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