La diabetes mellitus se asocia con complicaciones vasculares y elevadas tasas de morbimortalidad. La terapia oportuna con insulina y su intensificación cuando es necesaria, representan estrategias apropiadas para mejorar la sobrevida de las células beta del páncreas y evitar o retardar la aparición de complicaciones como son la retinopatía, nefropatía y neuropatía diabética, así como infartos cardíacos y cerebrales.
Daneybi Corona Castillo, médico endocrinóloga de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que, sin embargo, el riesgo de hipoglucemia, el miedo a las inyecciones, los mitos acerca de la misma y las dificultades en la adherencia al tratamiento representan barreras para alcanzar el éxito terapéutico.
La especialista señala que la insulina es una hormona que segregan las células beta del páncreas, principalmente como respuesta a la presencia de glucosa en sangre, la misma participa en el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas.
Esta hormona es la máxima responsable de que la glucosa entre a las células de los tejidos periféricos.
La producción deficiente de insulina o la disminución en la respuesta de los tejidos y órganos periféricos a su acción constituyen las principales bases etiopatogénicas de la diabetes mellitus.
La insulina se ha podido sintetizar para su uso farmacológico y forma parte importante dentro de las opciones terapéuticas.
La diabetes mellitus tipo 1 aparece por una destrucción de las células beta del páncreas, provocando una falta absoluta de esta hormona. Por este motivo, el tratamiento es la administración de la misma.
En la diabetes mellitus tipo 2 suele haber una acción insuficiente de la insulina en los tejidos periféricos (llamada resistencia a la insulina), a pesar de que la producción sea correcta.
Normalmente, a lo largo de su evolución, también puede ocurrir que el páncreas se agote y segregue menos de la necesaria.
El tratamiento
El tratamiento de la diabetes tuvo un capítulo decisivo con el descubrimiento de esta hormona en el año 1923 y su posterior introducción en el arsenal farmacoterapéutico con que se aborda esta enfermedad. De los millones de personas en todo el mundo viviendo con diabetes, una gran parte la necesita para controlar su glucemia y reducir el riesgo de complicaciones, dice la experta.
Los pacientes con diabetes tipo 1 necesitan tres o más inyecciones diarias de insulina para controlar su glucemia. Los pacientes con diabetes tipo 2 necesitan insulina cuando los antidiabéticos orales y otras medidas no farmacológicas han dejado de ser eficaces para controlar sus valores sanguíneos de glucosa.
Terapia con insulina
Además de la diabetes tipo 1, la principal indicación para tratamiento insulínico es la insuficiencia definitiva en el funcionamiento de las células beta pancreática, fenómeno también conocido como fracaso secundario a antidiabéticos orales.
Este caso se justifica atendiendo a los siguientes criterios clínicos: Ineficiente control glucémico empleando dosis máximas de dos o más antidiabéticos orales, y signos y síntomas de diabetes descompensa (pérdida de peso acelerada, polidipsia, poliuria y polifagia),
Insulinización
La médica afirma que en algunos casos puede ser necesaria una insulinización transitoria en diabéticos tipo 2: En el momento del debut con hiperglucemias severas y cuando la HbA1c (prueba de hemoglobina glicosilada) esté por encima 9% y con síntomas clásicos de diabetes, con el fin de alcanzar el control glucémico, mejorar la sobrevida de las células beta y así reducir el riesgo de complicaciones diabéticas.
Estudios
Estudios como el UKPDS (United Kingdom Prospective Diabetes Study) y el DCCT (The Diabetes Control and Complications Trial) han demostrado un retardo en el inicio y el progreso de complicaciones microvasculares en los pacientes diabéticos con insulinoterapia intensificada, así como un mejor control de la Hemoglobina A1c.
El UKPDS, es un estudio de cohortes de pacientes con diabetes tipo 2. Sus principales hallazgos fueron el observar cómo el control optimizado de la glucemia (HbA1c <7%) se traducía en una disminución del riesgo de progresión de la retinopatía, de la necesidad de fotocoagulación láser, de hemorragia vítrea y de cirugía de catarata. También demostró que el control de la hipertensión arterial y la hiperlipemia hacía disminuir la aparición y progresión del edema macular.
Asimismo, el DCCT, es un estudio prospectivo randomizado sobre dos cohortes de pacientes diabéticos tipo 1, una sin retinopatía y otra con la condición leve-moderada, en los que se estudia el efecto de la terapia intensiva con insulina sobre la aparición de esta y la progresión en el otro grupo.
La experta señala que sus principales conclusiones son: el tratamiento optimizado con insulina es beneficioso con cualquier tiempo o grado de evolución de la enfermedad, si bien su beneficio es mayor cuando se instaura de manera oportuna, la terapia intensiva disminuye significativamente la incidencia de nuevos casos de retinopatía diabética y la progresión de la misma a forma severas y proliferantes, así como de edema macular.
Meta del tratamiento
“El control de los niveles de glucosa constituye una de las metas fundamentales del tratamiento de los pacientes que viven con diabetes, con el fin de evitar o retrasar el desarrollo de las complicaciones de esta enfermedad”, resalta la endocrinóloga.
Recomendación
La insulina es uno de los mejores tratamientos disponibles para el manejo de diabetes, con esta se puede alcanzar el control glucémico, mejorar la sobrevida de las células betas del páncreas, y disminuir el riesgo de progresión de complicaciones cuando se inicia en el momento oportuno.