Tránsito y régimen de consecuencias
Desde la Presidencia de la República se ha iniciado una impactante campaña para mostrar los nocivos efectos del irrespeto a las señales de tránsito.
Se ha limitado, suponemos que por prudencia, a accidentes donde no hay víctimas fatales, pero en las que perfectamente pudieron haberse producido.
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La instalación de cámaras del sistema 9-1-1 ha permitido dejar un registro visual de las múltiples violaciones a las leyes de tránsito y numerosos casos de accidentes.
El desprecio al cumplimiento de esas normas explica porqué la República Dominicana ocupa la segunda posición en la tasa de muertes en accidentes de tránsito por cada cien mil habitantes.
Lo paradójico es que esos mismos dominicanos cuando visitan países donde la violación a las señales de tránsito traen consecuencias, las cumplen “a pie juntillas”.
Por tanto, se puede concluir que en este caso también la impunidad juega un papel importante en el incentivo a la inobservancia de las normas.
El sistema de cámaras del 9-1-1 ha servido para dejar registro de esos accidentes y de actos delictivos, lo que da pie a sugerir el uso de la tecnología para perseguir y sancionar a los violadores de las leyes y las señales de tránsito.
Las muertes por accidente, las lesiones temporales y permanentes, así como las pérdidas materiales son desproporcionadas en nuestro país.
Además de la campaña de educación, hace falta activar el régimen de consecuencias.
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