Los sentimientos de miedo y rechazo son dos grandes adversarios en la vida, especialmente cuando la inteligencia emocional no está muy desarrollada, cuando no contamos con herramientas poderosas para gestionarlos.

Sentirnos dolidos puede hacer que nos llenemos de ira y más dolor en un círculo sin fin. Cuando nos aislamos, cuando nos rodeamos de personas con un desarrollo emocional bajo, el desenlace puede ser un “caos mutante” como bien lo presenta la última película de las Tortugas Ninjas.

La película, que está actualmente en los cines, nos muestra mucho más que violencia y destrucción, parte habitual en la saga. Nos muestra cómo los sentimientos de marginación pueden construir personalidades enojadas y resentidas, quienes terminan por autodestruirse, pero no antes sin lastimar a inocentes.

También nos muestra cómo, dentro de un clan familiar o una organización, hay quienes siguen un “líder” por confianza ciega, queriendo encajar y ser aceptado en ese mundo. Cuando se descubre que hay un mundo más grande en el que pueden vivir de otra manera y sentirse libres y mejor, es el momento de tomar acción.

Seguir anclados con alguien que sentimos está equivod@ sólo porque somos familias o amigos puede ser la peor decisión. Las tortugas, quienes fueron criadas dentro de una hermandad saludable, se dan la oportunidad de conocer a los “primos” mutantes quienes crecieron traumados.

Ese tiempo de compartir en un ambiente distendido les permitió a muchos del equipo de Mr. Fly descubrir que había otras formas de vida más sana.

En otra lección, la película muestra que para prevalecer y mantener un mundo armónico es crucial que todos estemos presentes y dispuestos a actuar. Un método muy eficaz fue el de April: hacer preguntas, investigar, estar abierta a conocer lo diferente y pedir ayuda.