DILENIA CRUZ
Cuántas personas sufren un padre o una madre manipulador/a, egocéntrico/a, o “tóxica”. Quizás eres de esas personas que no se sienten bien amado/a por su padre o madre.
Sin importar cuánto te esfuerces en complacerle, ser el mejor hijo/a; tu progenitor/a te culpa o responsabiliza de lo malo.
Sientes que es una situación injusta. Sin embargo, sigues esperando que papá o mamá pueda verte y tratarte de la manera que deseas y brinde el amor que anhelas.
La buena noticia es que papá y mamá cumplieron el rol fundamental en tu vida, te dieron lo más grande que podían: la vida. Ahora que eres adulto/a, estás en tu derecho y responsabilidad de hacerte cargo de tu destino.
Quizás ese progenitor, de quien esperas esos afectos y reconocimientos, no tiene el permiso de su clan para entregar el amor que quieres, en la forma que deseas. Quizás fue víctima de sus progenitores. Quizás quiere hacer más, pero no sabe como hacerlo.
No siempre, padres e hijos, tienen que estar involucrados en una relación personal. Con más frecuencia de lo pensado, es prudente marcar una distancia saludable.
Si eres una de esas personas que siente que la relación con uno o los dos progenitores es dañina para tu salud emocional o física, prueba a alejarte sabiamente.
Para hacerlo desde el amor, primero dales un lugar en tu corazón.
Empieza por decir:
Padre/ madre, te reconozco y te respeto al margen de tu proceder. No te juzgo por tus actuaciones pero tampoco son de mi agrado. Sin embargo sé que estoy en la vida gracias a ti.
Hoy y siempre te doy un lugar en mi corazón desde el amor, te honro y respeto tu vida.
Ahora puedo tomar distancia de ti.
