¡Todo plazo se cumple!

¡Todo plazo se cumple!

¡Todo plazo se cumple!

¿A qué impulso responde la gente cuando se levanta un lunes y se va a los supermercados a comprar de manera desesperada? No lo sabemos, pero ha ocurrido de nuevo y esto ha llamado la atención.

Digamos que hemos vivido tanto tiempo como parte de la multitud que bajo la presión de un resorte común nos vamos a las filas en busca del calor de los otros, a oír la conversación del vecino anónimo de la fila, la forma en que nos ha transformado la cuarentena o la manera apropiada de combinar la camisa con la mascarilla o la hebilla del cinturón con el bolso o los zapatos.

Si hay en ello un miedo oculto, pues tendremos que consultar a las ciencias sociales, porque han dicho los gerentes del comercio que no cerrarán sus puertas, ha dicho el gobierno que no permitirá el desabasto de abarrotes y cuantos artículos puedan ser considerados de primera necesidad.

Y lo ha dicho durante dos días consecutivos el ministro de la Presidencia, Gustavo Motalvo, en sus comparecencias del final de las tardes de lunes y martes: el toque de queda no será ampliado más allá de las 5:00 de la tarde.

Este período al margen de la multitud, del tumulto, puede inclusive llegar a ser extendido, pero no durará para siempre. El objetivo es, sobre todo, racional.
Debemos actuar con la cabeza fría.



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