Los dominicanos fuimos convocados, nueva vez, a las urnas para escribir un nuevo capítulo en nuestra vida política y democrática.
El pasado 18 de febrero el país eligió sus autoridades locales, en los 159 municipios, (contando la recién aprobación de La Victoria como municipio) y 234 distritos municipales que componen el territorio de la República Dominicana.
La recién pasada campaña electoral, matizada por manifestaciones, caravanas, encuentros, mano a mano, culminó con la sobreexposición mediática, amparándose en la posibilidad que brindan las herramientas tecnológicas, en aquellos que procuraron un espacio dentro de las municipalidades en juego.
El oficialismo
El oficialista Partido Revolucionario Moderno logró conciliar la más amplia y ambiciosa coalición jamás registrada en la historia política dominicana, 22 partidos y movimientos políticos alrededor del presidente Luis Abinader y sus candidatos, hazaña que supuso un minucioso ajedrez para colocar los candidatos propios y aliados en los territorios que conforman la geografía nacional.
Este proceso, de reciente conclusión, ha reflejado la apertura y vocación de poder de la plataforma gobernante. El resultado, conocido por todos, constituyó una importante y contundente victoria, en votación, y en número de alcaldes, directores, regidores y vocales; entre los elegidos como candidatos del PRM y su coalición, hablamos de 140 alcaldes, representando un 85 % de la matricula total.
Demarcaciones tan representativas como el Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Norte, Oeste, Los Alcarrizos, Boca Chica, hasta el emblemático Santiago de los Caballeros, La Vega, Puerto Plata, San Cristóbal, Baní, Azua, San Pedro, La Romana, Higüey, por solo hacer mención de las localidades de mayor número de electores, fueron ganadas de manera convincente.
Las señales enviadas a través de este vigoroso y arrollador triunfo, de cara a lo presidencial, por percepción y poco margen de tiempo entre ambos certámenes, proyecta, consecuentemente, un desenlace favorable al oficialismo.
Desde la perspectiva de la victoria
Siempre tendremos oportunidades de ver un mismo hecho desde distintas perspectivas. La lógica del PRM parte, esencialmente, desde la victoria.
Un éxito abrasador que inició su camino en 2020 y no ha detenido su marcha de crecimiento y consolidación. La presentación, para un nuevo período constitucional, de la formula Luis-Raquel, brinda una imagen de solidificación de una nueva etapa en la vida democrática de la República Dominicana.
Esta realidad en lo presidencial se ramifica hasta los demás niveles de elección, la madurez del liderazgo provincial, reflejados en nuestros candidatos a senadores y senadoras y, lo propio, en las decenas de candidaturas a diputadas y diputados diseminados en todo el territorio nacional, auguran un éxito electoral pocas veces registrado en un marco eminentemente democrático como el que vive la sociedad dominicana.
La oposición y su realidad
Construir una auténtica opción de poder no es una labor improvisada ni inmediata. Es un proceso revestido de constancia, de generación permanente de esperanzas y, fundamentalmente, de inspiración de confianza.
La oposición, en el actual contexto político electoral, ha adolecido de estos tres factores primordiales.
Primero, han pactado bajo las presiones políticas del momento, sin obedecer a un plan estratégico; segundo, ante estructuras debilitadas por el prolongado ejercicio en el poder, ha mermado su capacidad para generar nuevas esperanzas en el seno del pueblo dominicano y, tercero, la llamada alianza Rescate RD ha construido su narrativa sin poder proyectar confianza entre sus integrantes, dejando abierta la posibilidad a la duda, la vacilación y la inconsistencia.
Los primeros intentos del bloque opositor resultaron insuficientes, a juzgar por los pobres resultados municipales. El compromiso del 19 de mayo los encuentra divididos en las fórmulas presidenciales y en la oferta de diputados; sólo logrando cohesionarse en candidaturas senatoriales.
Próximos retos
Al lograr una victoria ampliamente reconocida, el pasado mes de febrero, la exhortación a los alcaldes y alcaldesas electas ha sido la de abrazarse a las buenas prácticas administrativas, eficiencia en la gestión pública, la homologación de su accionar al modelo de transparencia que estimula el gobierno del presidente Luis Abinader, trabajar con ahínco, enfoque y moderación.
Como decía el abogado, historiador y filósofo francés Voltaire, “la historia nunca se repite, el hombre sí”. Esta afirmación debe movernos a reflexionar sobre la gran expectativa que en el PRM y aliados hemos creado en todos los estamentos sociales del país.
No repetir prácticas ya rechazadas por la colectividad es un imperativo de las presentes generaciones. Es por ello que, nos aguardan batallas importantes que habremos de librar para mejorar las perspectivas de crecimiento y desarrollo; tenemos por delante el reto de generar mejores condiciones económicas, mayor eficacia en la distribución de la riqueza y en el bienestar de nuestra gente.
Más allá de la victoria de febrero y la consecución de mayo, la búsqueda fundamental es la consolidación de una nueva etapa de transformaciones que la sociedad espera y que, a través del cambio que representa Luis Abinader, materialicemos juntos. ¡Lo mejor está por venir!
*Por Roberto Ángel Salcedo