La teoría indica que si se deja en la calle un vehículo con una ventana rota las otras terminarán siendo destrozadas y el vehículo vandalizado en sentido general.

Este principio puede aplicarse a muchas situaciones.
En esta oportunidad la aplicaremos a la arrabalización de las carreteras y circunvalaciones del país.
El diseño de esas vías toman en consideración dejar los laterales inhabitados por razones de seguridad, de estética y como previsión para futuras expansiones.

La indiferencia de las autoridades ante los primeros asentamientos ilegales atraen otros asentamientos ilegales hasta convertirlos en arrabales.

Con la autopista Duarte ya pasó, a tal grado que futuras expansiones implicarán trazados muy costosos o grandes movilizaciones de personas.
Se inicia con la construcción de casuchas, que en cierta medida es una estrategia de los invasores profesionales para sensibilizar con la pobreza.

En ocasiones, los promotores de ese daño son elementos políticos locales como parte del aberrante clientelismo.
El desinterés de las autoridades ha permitido que los laterales de las autopistas y circunvalaciones se arrabalicen, fenómeno peligrosamente en expansión.