Te veo

Te veo

Te veo

Ana Blanco

El otro día me quedé observando fijamente a alguien que aprecio. Levantó la mirada y confundido me pregunto: ‘¿qué miras?’ Y yo le conteste: ‘no te miro, te veo’. Y es algo que me gusta hacer con frecuencia, no solo con personas sino con lugares, con hechos, con todo lo que me puede llegar a interesar.

Se estarán preguntando qué es lo que quiero decir. Y es sencillo. Mirar, todos lo hacemos, pero realmente ver, no todos.

Esto requiere atención, dedicación, interés, curiosidad, deseo de descubrir. Y evidentemente, para lograrlo debemos tener la voluntad y la consciencia de lo mismo.

Pasamos por arriba a tantas cosas cada día. Nos llevan a un ritmo tan frenético que ahora uno de los problemas de los jóvenes es la ausencia de lectura comprensiva que, al final, es sobre lo que hablo: miran, pero no ven.
En este proceso he descubierto cosas tan maravillosas, y hacerlo es muy sencillo, simplemente hay que prestar atención a aquello que tienes enfrente.

Cero celular, cero distraerte con algo que pasa, cero llevar tu mente a algo más que tengas que hacer.
Concéntrate en esa persona, cosa, lugar que ahora mismo está frente a ti y míralos con ojos de interés, de ver más allá de lo puramente superficial.

Descubrirás que quizá quien te parecía aburrido es un alma divertida, que ese lugar al que no te gustaba ir tiene rincones diferentes, que ese amigo que te dice que está bien, tiene los ojos tristes o simplemente verás ese cartel frente a tu casa que parece nuevo y lleva ahí meses.

Levanta la mirada, recorre lo que te rodea, abre tu mente, mira a los ojos, escucha, presta atención y te tengo una interesante sorpresa: verás que el mundo real es mejor que el de una pantalla.