Soluciones simples a crisis complejas

A veces problemas que parecen ser muy complicados tienen soluciones simples, por eso a veces se recomienda volver al origen cuando se está frente a situaciones que lucen sin salida.

El problema eléctrico en la República Dominicano es uno de esos que parecieran no tener salida.

En la actualidad se observa un gran compromiso del vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Celso Marranzini, por darle una solución definitiva a esta permanente crisis, pero los apagones persisten y los precios de la tarifa son enojosamente altos, y subiendo.

Por lo tanto, nada se pierde con hacer un ejercicio de lo simple frente a un problema complicado.

Por ejemplo, si como se ha dicho el principal escollo para dar un servicio fluido de electricidad ha sido el hurto de la energía, bien podrían las empresas distribuidoras hacer pactos sectoriales (territorios) para detectar las irregularidades y buscar apoyo de las organizaciones comunitarias ofreciéndoles a cambio mejoras sustanciales del servicio.

También se podría aprovechar la cartografía del IX Censo de Población y Vivienda para identificar todas las edificaciones y cruzarlas con la base de datos de clientes para determinar cuáles construcciones no están como clientes.

Sin duda eso conllevará una gran inversión, pero ni cercana a los 750 millones de dólares anuales que se gastan en subsidiar ese servicio.

Los altos costos en la producción podrían enfrentarse usando primero la energía más barata, así quedarían como última opción los productores más ineficientes o costosos.

La tarifa se establecería a partir del promedio de todos los valores a los que se compró, en vez de usar una variable única a partir de las plantas que usan el combustible más caro.

Eso se parece mucho al famoso “mercado spot”.

El productor que no se ajuste, simplemente se le aplica lo que diga su contrato, pero cuando el mismo finalice queda proscrito para futuras negociaciones.

Ya está siendo hora de probar soluciones simples, pero firmes, frente a un problema que agobia.