SANTO DOMINGO.-Los empleados de hoy enfrentan una serie de desafíos que van más allá de las exigencias típicas del trabajo. Los llamados ‘síndromes laborales’ han surgido como manifestaciones de las presiones y tensiones únicas de la era moderna, afectando la salud mental y el bienestar de los trabajadores en todo el mundo.
Desde el trabajador burbuja hasta el síndrome de Estocolmo laboral, cada vez más son reconocidos y estudiados por psicólogos y expertos en recursos humanos.
El trabajador burbuja es el que se encuentra atrapado en una burbuja de confort, sintiéndose protegido de los desafíos, pero limitado en su crecimiento personal y profesional. Este individuo evita el cambio y confrontación, prefiriendo mantenerse dentro de su zona segura, lo que puede conducir a una falta de desarrollo y estancamiento en su carrera.
Por otro lado, el burnout, uno de los más reconocidos, es el resultado del estrés crónico en el trabajo, caracterizado por agotamiento físico, emocional y mental. Los afectados experimentan una sensación de agotamiento extremo, desapego hacia sus responsabilidades laborales y una disminución en su rendimiento y productividad.
El síndrome del impostor se manifiesta en individuos que experimentan dudas constantes sobre su propio éxito y competencia profesional, a pesar de evidencias sólidas que demuestran lo contrario.
Ellos sienten que son ‘fraudes’ y temen ser descubiertos como incompetentes, lo que puede generar ansiedad y autoestima baja.
Mientras que el de Ganimedes se refiere a la situación en la que los empleados jóvenes y talentosos son explotados y sobreexplotados por sus empleadores, con la promesa de oportunidades futuras o recompensas que rara vez se materializan. Este lleva a una sensación de desilusión y falta de motivación, así como a un deterioro de la relación entre empleados y empleadores.
Lealtad extrema
El síndrome de Estocolmo describe la situación en la que los trabajadores desarrollan una lealtad extrema hacia sus empleadores, a pesar de estar sujetos a condiciones laborales injustas o abusivas.
Ellos pueden sentirse incapaces de abandonar sus trabajos, incluso cuando su bienestar físico o emocional está en riesgo, debido a un sentido distorsionado de obligación hacia la empresa.
Mientras que el síndrome de Munchausen se refiere a la tendencia de algunos empleados a simular enfermedades o problemas personales para llamar la atención o obtener beneficios secundarios, como tiempo libre adicional o atención especial.
Recomendación
—Mitigar su impacto
Desde agotamiento emocional hasta falta de desarrollo y explotación laboral, estos fenómenos requieren una atención cuidadosa por parte de empleadores y profesionales de recursos humanos para mitigar su impacto.