Semántica violenta

Semántica violenta

Semántica violenta

Las expresiones violentas y burlescas salidas de miembros del equipo que está dirigiendo el Estado o de dirigentes de la cúpula del partido que dirige el Gobierno deja mucho que desear y mantiene a la sociedad en su conjunto en estado de crispación.

Suficiente violencia destilan aquellos que haciendo uso de los medios de comunicación de masas o las redes sociales han dado demostraciones de su incapacidad de trascender en el terreno de las realizaciones o la conceptualización, como para que ahora se sumen los que tienen responsabilidades sociales y de Estado de relevancia.

“A quien más se le ha dado más se le ha de exigir”, reza una expresión antiquísima, lo que extrapolado al quehacer social indica que quien asume posiciones de liderazgo tiene mucho más responsabilidad que el resto de los ciudadanos.

Desde el oficialismo (en el Gobierno, en el Congreso o desde el partido de Gobierno) escuchamos, refiriéndose a ellos mismos, hablar de “traición”, “atracos”, “oportunistas”, “violadores de la Constitución”, “sobornadores”, “sobornados” y otras perlas como esas.

Miembros distinguidos de la oposición y de grupos sociales también exhiben una semántica violenta, descalificadora.

Unos y otros, en su incontinencia verbal también se llevan de paso reputaciones de personas y de instituciones, dando la sensación de que estamos en tiempos de un “sálvese quien pueda”.

Estamos en un proceso intenso de desacreditar tanto al caballo que luego se hará difícil encontrar a quien le resulte atractivo, algo muy relevante si no perdemos de vista que República Dominicana ha asumido un modelo económico en el que la confianza y la paz social son fundamentales.

Esa semántica violenta puede llevarnos a una crisis económica y política real.



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