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De "sede vacante" a "habemus papam": claves del cónclave

El Vaticano, Roma. – La muerte del papa Francisco activó el mecanismo más antiguo y simbólico de sucesión de poder aún vigente en el mundo occidental: la sede vacante, un periodo excepcional en la historia de la Iglesia católica en el que no existe un pontífice y todo queda en manos del Colegio de Cardenales.

Este proceso no solo implica una transición espiritual en el liderazgo religioso de más de 1.300 millones de católicos, sino también una transformación en la jefatura del Estado Vaticano.

Para comprender los pasos que se suceden desde el fallecimiento de un papa hasta la elección de su sucesor, es necesario familiarizarse con una serie de términos, muchos de ellos en latín, que forman parte del protocolo vaticano.

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¿Qué significa sede vacante?

La expresión “sede vacante” (del latín sede vacante Apostolica) define el periodo entre la muerte o renuncia de un papa y la elección de un nuevo pontífice. Durante este tiempo, cesan todas las funciones del Santo Padre y la administración de los asuntos ordinarios de la Iglesia queda en manos del Colegio de Cardenales, con funciones restringidas. Es un tiempo de espera, luto, oración y organización para la sucesión papal.

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