La infección por hepatitis C, enfermedad considerada como responsable de la primera causa de trasplante hepático, cirrosis y carcinoma hepatocelular, deberá estar en vía de erradicación en unos diez años, lo que es visto en la comunidad médica como una luz al final del túnel.
Se trata de una enfermedad del hígado causada por el virus de la hepatitis C que puede producir una infección tanto aguda como crónica. Su gravedad puede comenzar con una leve dolencia de algunas semanas, hasta llegar a una enfermedad grave de por vida.
El doctor Sócrates Bautista, gastroenterólogo del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT) habla sobre el tema, esperanzado en que las nuevas terapias y las que están en vía de aprobación puedan bajar la incidencia de esta fatídica infección.
Un significativo número de los pacientes que están afectados del virus van a desarrollar cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular.
Este virus se transmite a través de la sangre, y las causas de infección más comunes son inyecciones poco seguras, esterilización inapropiada y el uso de sangre y productos sanguíneos sin analizar. Manifestó que el 100% de las personas que reciben transfusión o tratamiento con sangre contaminada van a tener hepatitis C, una patología que también se relaciona con la inseguridad sanitaria en jóvenes que se tatúan el cuerpo, sin que los equipos hayan sido debidamente higienizados.
Antecedentes
Posterior al descubrimiento del virus de la hepatitis B y del reconocimiento de su antígeno, llamado “antígeno australiano”, se identificó un nuevo virus que se denominó ‘no A no B’. Al mismo se lo relacionaba como la primera causa de hepatitis post transfusional, y posteriormente, en 1990, se le aisló y se le denominó virus de la hepatitis C.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, entre 130 a 150 millones de personas padecen infección de hepatitis C en el mundo, la Asociación Europea para Estudios del Hígado habla de 160 millones de infectados.
Se estima que entre 350,000 y 500,000 mil personas fallecen cada año de enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis C, pero esta enfermedad no ha tenido la promoción de otras infecciones, lo cual no ayuda a la educación y prevención.
Historia del tratamiento
El problema después de la identificación del virus era la elección del tratamiento que se daría a estos pacientes y la estrategia a seguir para erradicar el microorganismo.
Dijo también que en principio se trató con Interferón, medicamento inmunomodulador, que se usaba tres veces por semana con una efectividad de alrededor del 10%, pero su efectividad fue baja, lo que obligó a buscar nuevas alternativas, observándose que su combinación con la Ribavirina, un antiviral, obtenía mejores respuestas.