Los soldados kenianos que desde el martes pasado se encuentran en Haití tienen la posibilidad de entenderse en inglés con haitianos educados, en vista de que su país, Kenia, tiene dos lenguas oficiales, el swahili y el inglés, que según los portales de viajes de la Internet, son enseñadas en las escuelas.
Desde luego, hay que suponer la escolarización de los agentes enrolados voluntariamente en la aventura haitiana o puestos en un avión bajo una orden de militar o policial superior.
En cuanto sus interlocutores en Haití, donde también prevalecen dos lenguas, una vulgar y la otra académica, hay que aclarar que ninguna de las dos es el inglés, lo que debe de ser una dificultad para la comunicación, porque las pandillas no deben de estar formadas por gente escolarizada y aquellos que por lo menos sepan leer y escribir deben manejarse mejor con el criollo que con el francés. Se entenderán, si es el caso, en la lengua de las carabinas, hecha de plomo y pólvora.
Nuevos parámetros
Hace unas cuantas décadas, cuando la población dominicana crecía a una tasa más alta que la arrojada por el X Censo de Población y Vivienda de finales del año 2022, los pobres, y los muy pobres, vivían en casas de madera techadas con yaguas; ahora encontramos que el 47.5 % de las casas tiene el techo de zinc, que ha pasado a ser el nuevo indicador de las precariedades materiales de las familias dominicanas, que viven en más del 50 % bajo lozas de hormigón.
Desde luego, hay lozas y hay lozas, así como puede haber techos de zinc en casas de personas con las condiciones para otra cosa.