Tengamos en cuenta que la sexualidad está basada en factores biopsicosociales principalmente y que, además, alrededor de ella hay muchos aspectos como el económico y geopolítico que intervienen en el desarrollo de una sexualidad saludable.
Vivir una sexualidad saludable y responsable es entender el comportamiento sexual como algo natural respetando los derechos sexuales y reproductivos, aprender sobre las emociones y sobre todos sus componentes (orientación sexual, intimidad, erotismo, reproducción), sobre las creencias propias, los valores morales y espirituales, las relaciones interpersonales que realmente es un aspecto central del ser humano.
Al ser la salud sexual un estado de bienestar físico, emocional, mental, social y sexual además de ausencia de enfermedades sexuales, disfunciones o incapacidad para ejercer la actividad sexual, es importante recibir información en materia sexual y estar siempre atentos a como nos sentimos.
La genitalidad es una parte de la sexualidad pero no lo es todo; ya que, la sexualidad se manifiesta a través de pensamientos, sentimientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, conductas y relaciones interpersonales.
La afectividad, indispensable también para una sexualidad saludable además del respeto y consideración. No es necesario decir que sí a todo lo que se propone en la intimidad, todo debe ser consensuado.
Expresar lo que sentimos sin manipular pero sin dejarnos manipular, tomar decisiones maduras y responsables, reconocer los comportamientos sexuales riesgosos y perjudiciales, estar atento a nuestras necesidades tanto como a las necesidades del otro. Visite ginecólogos, urólogos, endocrinólogos, sexólogos y todos los especialistas necesarios para mantener su salud óptima.