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RSC y publicidad

Victor Bautista Por Victor Bautista

Las empresas que han acogido la responsabilidad social como parte integral de sus prácticas de negocios, adoptan códigos de ética, declaraciones de principios, políticas ambientales, ejercicios de cumplimiento y compromisos con sus empleados, clientes y suplidores que las convierten en ciudadanos corporativos.

Para estas sociedades, que incluso ya auditan los programas que las hacen socialmente responsables, y los certifican a través de instituciones independientes, es impensable admitir a un suplidor que asuma malas prácticas, especialmente en perjuicio de terceros.

En ellas no tienen o no deben tener cabida los depredadores ambientales, violadores de leyes y normas, conculcadores de los derechos humanos, victimarios laborales, lavadores de activos, traficantes o evasores de impuestos.

Encabezo una firma de consultores que tiene entre sus clientes marcas corporativas internacionales y locales, y puedo dar testimonio de sus altos niveles de exigencias para incorporar en sus registros a un suplidor.

Los clientes estatales no se quedan atrás y demandan –antes de hacer desembolsos por servicios prestados- pruebas de cumplimiento al día con la Tesorería de la Seguridad Social y el pago de los impuestos. Ojalá incluyeran también servicios públicos, como la electricidad y el agua.

Las marcas comerciales también se están apegando, crecientemente, a las mejores prácticas como forma de solidificar sus nexos con los consumidores. Salud, nutrición, consumo responsable, empaques reciclables y biodegradables, transparencia en la información, elevación al máximo de la calidad, orientación a los usuarios.
Uno se pregunta si alguna vez las marcas comerciales escogerán a sus suplidores de servicios publicitarios a partir de criterios que vayan más allá de la audiencia (categoría fundamental para la inversión mercadológica).

Asociar marcas que han labrado su prestigio y aceptación en el tiempo con medios de comunicación o comunicadores centrados en la ilegalidad, el tráfico de influencia, el enriquecimiento ilícito, el chantaje y la canonjía, alguna vez dejará de tener sentido.

Y es que la responsabilidad social corporativa evoluciona y se extiende hacia ámbitos insospechados de la producción, la cadena comercial, el consumo y la promoción. Las empresas pueden hacer una gran contribución para contar con mejores ciudadanos y hasta con un periodismo ético.

 

 

 

 

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Victor Bautista

Máster en Dirección de Comunicación OBS/Universidad de Barcelona. Egresado de la UASD como licenciado en comunicación. Ha sido alto ejecutivo de medios impresos, de TV e internet. Actualmente es socio director de Mediáticos Consultores de Comunicación.

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