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Revisión de bajo techos deportivos, una urgencia antes de….

Al escribir esta nota, me siento apenado igual que todo el pueblo dominicano, sin embargo, no voy a escribir sobre lo sucedido, los periódicos y las redes están saturadas del tema, algunos comentarios con precisas y validas opiniones técnicas y otros, sin ninguna clase de criterio, opinando por opinar.

En mi caso, tan sólo voy a exponer algunas consideraciones concernientes al tema especializado de las infraestructuras deportivas, capítulo del que tengo pleno conocimiento y experiencia de más de 50 años, no sólo como constructor de estas, sino también, como supervisor, desde los tiempos de la conformación de La SEDEFIR, lo que me ha valido para conocer el país de las infraestructuras deportivas al dedillo.

Sabemos bien que en los países del Tercer Mundo no se invierte en mantenimiento preventivo, pues son tantas las peticiones y necesidades de obras nuevas, que el Estado como el mayor constructor del país y el que tiene la obligación de realizarlas, no puede con tantas exigencias de obras nuevas de todo tipo y mantener en óptimas condiciones las ya construidas, en fin, no dedica los montos de dineros necesarios para la prevención y cuando se suele invertir algo, no es para prevenir, sino para reparar, cuando los daños son muy profundos físicamente y los costos de la reparación muy elevados.

El caso no se le puede atribuir tan sólo al Estado; la parte privada igual tiene ese mismo comportamiento, es un proceder, por falta de recursos, que el subdesarrollo tiene como una norma mal aplicada.

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