El Día 
BRUSELAS.-Los ministros de Finanzas de toda Europa se reunieron ayer en Bruselas para sostener conversaciones urgentes sobre la forma de aliviar la crisis de deuda del continente, calmar a los mercados y como uno de ellos lo expresó «detener el deterioro».
Sin embargo, con cada encuentro, la lista de pendientes de los ministros es cada vez más larga y compleja.
Después de una semana de extraordinaria turbulencia económica y política, incluso para los estándares de la crisis europea, el deterioro de las finanzas de Grecia e Italia sin duda dominarán las discusiones.
Al mismo tiempo, los ministros de Finanzas tienen que encontrar la manera de convertir su fondo de rescate de 440.000 millones de euros en una muralla protectora de 1 billón de euros que impida que la crisis de la deuda se extienda al resto de la unión monetaria de 17 países.
Esta tarea se ha vuelto aún más difícil después de los líderes europeos no pudo conseguir ningún compromiso firme de inversión por parte de países con gran liquidez como China o Brasil durante la cumbre del Grupo de las 20 principales economías realizada en Francia la semana pasada.
«La actual turbulencia financiera actual está erosionando las bases del crecimiento económico y el empleo en Europa», dijo el Comisionado de la Unión Europea para Asuntos Monetarios, Olli Rehn, al Parlamento Europeo antes de la reunión de ministros de finanzas.
«Así que lo primero que debe hacer en la situación actual es detener el deterioro». Pero hacerlo se vuelve más difícil a cada momento.
En Grecia, los dos principales partidos del país aún tratan de formar un nuevo gobierno interino de coalición destinado a garantizar a sus acreedores europeos que las medidas de austeridad y las reformas económicas impuestas en el marco de dos enormes planes de rescate financiero realmente se pondrán en práctica.
De no hacerlo, la zona euro retendrá el siguiente abono de 8.000 millones de euros (11.000 millones de dólares del paquete de rescate.
Ello ocasionaría que Grecia caiga en impago de deuda, con potenciales consecuencias desastrosas para el resto de Europa. En tanto, en Roma, el primer ministro Silvio Berlusconi lucha por su supervivencia política ya que se encuentra bajo creciente presión internacional para reformar la alicaída economía de su país.
