Retirada de Haití

Retirada de Haití

Retirada de Haití

Hizo bien el Gobierno dominicano al disponer el cierre de su embajada y consulado en Haití, así como la evacuación de su personal diplomático como medida preventiva ante la creciente violencia que se registra en ese territorio.

Otras embajadas ya habían hecho lo propio por los mismos motivos, por lo que no se justifica que República Dominicana continuara exponiendo al peligro a su personal diplomático.

En estas circunstancias no tiene sentido mantener abierta una representación diplomática en un país donde no hay autoridades con poder de decisión, ya que el territorio está controlado por pandillas.

Las embajadas son la representación de un gobierno ante otro gobierno, pero en la praxis el territorio haitiano es gobernado por pandillas.

En estos días a la violencia provocada por las pandillas se ha sumado la generada por las violentas protestas de grupos que reclaman la renuncia del primer ministro interino, por la inflación y ahora por el aumento de los precios de los combustibles.

Insistir en mantener un personal diplomático en Haití hubiera sido una necedad y poner en un riesgo innecesario a esos servidores públicos.

El cierre de la embajada y consulados debe venir acompañado de una férrea determinación de proteger la frontera y contener la migración ilegal, fenómeno que generará mucha presión a República Dominicana ante la natural determinación de los haitianos de abandonar su territorio por la crisis que viven.

Las potencias que alguna vez se hicieron llamar “amigos de Haití” cargan con gran parte de la responsabilidad de lo que hoy ocurre, pero ahora escurren el bulto y quisieran que el problema recayera sobre los hombros de República Dominicana, lo cual no es posible.

El Gobierno de República Dominicana puede ayudar a Haití a que resuelva su crisis en Haití, costeada por las naciones desarrolladas responsables de agudizar esa situación y responsables del fracaso de la intervención de la MINUSTAH en Haití por más de 14 años.

Lo que no puede República Dominicana es cargar con la crisis porque podría también sucumbir.



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