Siempre se habla de los deberes tributarios. Se habla de la evasión fiscal. Se insiste sobre otro aspecto vinculante, que tiene que ver con la competencia desleal, que surge cuando una parte del sector industrial se acoge a los pagos correspondientes a su ejercicio comercial durante un año.

Y otras no.

Una situación que pone en inminente peligro a importantes empresas del sector. Incluso, puede ocasionar la quiebra de industrias que sí tienen una mística, de pagar, religiosamente, como se dice, la parte impositiva que les toca.

La Dirección General de Impuestos Internos (DGII), que trabaja de acuerdo a lo que le faculta la ley, tiene que seguir levantando ese índice de eficiencia. Sobre todo por la gran importancia de lo que viene, luego de conseguir, eficazmente, el pago de los impuestos.

¿Y qué viene con el pago de los impuestos? Definitivamente, lo que una inmensa mayoría no puede percibir de manera objetiva.

Y que se traduce en una mejor calidad de vida de los dominicanos, directamente. Ya que un alto índice de recaudación incide en un mayor número de escuelas, de hospitales, mercados públicos, de avenidas; y, sobre todo, de apoyo a la inversión por parte del Estado de pequeños y medianos empresarios, representados por el régimen del cooperativismo.

En otras palabras, solo la responsabilidad fiscal contribuye al desarrollo del país. Y la evasión atenta perniciosa contra todo eso.